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S. Fernando se contentó con purificarla y levantar un altar provisional donde pudiese celebrar el triunfo de sus armas; el obispo Mesa con apoyar respetuosamente en las columnas de las naves occidentales una capilla cuyos restos han desaparecido sin dejar huella ni haber lastimado en nada el monumento.

Quise tener con Bringas la consideración de subir a notificarle personalmente que podía permanecer en la vivienda todo el tiempo que quisiera. Pero él, dándome las gracias, aseguró que no quería deber favores a la titulada Nación y que no veía las santas horas de salir de allí. Pez estaba presente, y hablamos todos de los sucesos de aquellos días y de la Junta y del Gobierno provisional que se acababa de formar. A Bringas le sacaba de quicio que Pez no estuviera tan indignado como debía esperarse de sus antecedentes. Pero este, con reposado lenguaje y juicioso sentido, se defendía enalteciendo la teoría de los hechos consumados, que son la clave de la Política y de la Historia. «¿Pues qué, vamos a derramar torrentes de sangre? decía . ¿Qué ha pasado? Lo que yo venía diciendo, lo que yo venía profetizando, lo que yo venía anunciando. Hay que doblar la cabeza ante los hechos, y esperar, esperar a ver qué dan de estos señores». Además, el gran Pez creía que la Unión liberal en la revolución era una garantía de que esta no iría por caminos peligrosos.

Maltrana, obligado a trabajar durante el día, había abandonado el cuartucho de la calle de los Artistas, ya que su único camastro lo ocupaban por la noche el señor José y su hijo. El joven dormía en Madrid, en el hospedaje de un compañero de bohemia, poro esto era con carácter provisional. Necesitaba una casa.

Según este tratado el río Biobío sería el límite entre blancos e indios, y éstos debían ayudar a defender el país contra las invasiones de los filibusteros ingleses y holandeses. A principios del siglo diecinueve, cuando se despertó en el continente sudamericano el espíritu de la independencia, Chile destituyó la autoridad española y creó un gobierno provisional.

Puesto en práctica este proyecto con la primera expedicion que salió de Montevideo, al mando de D. Juan de la Piedra, se descubrió el puerto de San José, donde quedó formado el primer provisional establecimiento; y por la poca agua que llevaban las embarcaciones, falta de caballos, bueyes y mulas para conducirla de las fuentes que se descubrieron, y mala calidad de los viveres, enfermò la gente, y faltó la constancia á esperar los socorros del Rio de la Plata ó del Rio Negro, que á poco tiempo fué descubierto: obligando con los términos mas violentos al comandante D. Antonio de Viedma á que se retirase con casi el todo de la gente, á la plaza de Montevideo, en el paquebot Santa Teresa.

Aprovechando la ocasión, un humorista del lugar había erigido junto a la cabeza de Sandy un cartel provisional que llevaba esta inscripción: Resultado del aguardiente Mac Corcil; mata a una distancia de cuarenta varas. Debajo había una mano pintada que señalaba la taberna de Mac Corcil.

Miguel se fija en el campaneo lúgubre que viene de abajo, desde una iglesia de la ciudad invisible, á través del éter vibrante y luminoso. El coronel insiste en sus explicaciones. Es una sepultura provisional, sin losa, sin nombre. Con motivo de la guerra, era imposible enviar la muerta á París.

Traía el cesto bien repleto, y fue sacando cosas y mostrándoselas a Isidora, que admiraba la bondad y baratura del género. «El primer gasto, hijita, ha sido para comprar estos tres libros de cuentas dijo Relimpio, mostrando dos enormes y uno pequeño. El Mayor, el Diario y el Provisional. Sin esto no haremos nada, porque la base del orden es una contabilidad perfecta... ¿Ves? Aquí está la langosta.

Capítulo IX Beethoven El palacio de Aransis, situado en la zona de la parroquia de San Pedro, es un edificio de apariencia vulgar, como todas las moradas señoriales construidas en el siglo XVII, las cuales parecen responder a la idea de que Madrid fuese una corte provisional.

Ya todos en el salón, la capitana y su marido se arrodillan delante de un altar provisional en el que se coloca la imagen, á cuya advocación está el pueblo; el Alcalde coge el bastón y el párroco la corona, se pronuncia por el último una oración, se coloca sobre la cabeza de la capitana la corona, se entrega el bastón al capitán, y repetidos vivas atruenan el Tribunal; suena la música, se hacen disparos, revientan bombas y cohetes, y en medio de esta alegría y algazara, las dalagas cubren de flores á la capitana.