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Actualizado: 2 de septiembre de 2024


Siempre grave y con gesto sombrío, corría el distrito como un sátiro loco, sin más guía que el deseo; sus encuentros brutales, sus abusos de autoridad, llegaban como un eco doloroso a la casa señorial, donde su amigo don Andrés intentaba en vano consolar a la esposa. ¡Pero ese hombre! rugía iracunda doña Bernarda. Ese hombre nos va a perder; no mira que compromete el porvenir de su hijo.

Si, por acaso, Juan no podía salir de la fábrica, la presencia de sus primos Bertrán y Diana Gardanne no bastaba a consolar a los niños de la ausencia de su gran camarada, tan ansiosamente esperado, y que tenía el secreto de divertirlos sin contrariarlos jamás. Se entristecían y no jugaban. Bien pronto, para complacerlos, Juan fue llevado más a menudo al hotel de la calle Vaugirard.

"Cantos celestes, poderosos y dulces, ?porque me buscais entre el polvo? Haceos oir a los humanos a quienes podeis consolar. Escucho el mensage que me traeis, pero me falta la fe para creerlo. El milagro es el hijo querido de la fe. Sin embargo, acostumbrado a oir estos cantos desde la infancia, me llaman a la vida.

El joven D. Carlos de Atienza había estado dos ó tres veces en Sevilla á ver á sus padres; pero en seguida se había vuelto. Tenía abandonada la Universidad; no pensaba en los estudios ni en la carrera. Habíase consagrado enteramente á idolatrar, á consolar, á adorar á Clarita, á quien ya veía sin dificultad, de diario.

El llanto que estoy virtiendo lo redamarías por , si vieras a tu hijo aquí todo lo que esta sufriendo." 820 Y mientras ansí clamaba sin poderme consolar, los perros, para aumentar mas mi miedo y mi tormento, en aquel mesmo momento se pusieron a llorar.

Después emprendí de nuevo, acompañado de mis guías, bajo un sol glacial de invierno, que parecía un sarcasmo a la estación y al dolor, los nevados senderos de la montaña, en los que, a cada paso, corríamos un nuevo peligro de ser sepultados. Tenía necesidad de ir corriendo a consolar a mi padre. Nuestro invierno fue algo más que un simple y frío invierno...

Sin tu cuñado dijo el ama. ¿Y dónde está? ¿Se quedó en el lugar? ¿Por qué no viene? Lo ignoro. Sólo que tu hermana está llorando como jamás la he visto llorar. Sin duda ha ocurrido alguna gran desgracia. Beatriz nada ha querido decirme; pero algo ocurre de muy grave y lastimoso. Levántate, hija. Ve a consolar a tu hermana y a saber la causa de su dolor.

dijo Paula con voz muy triste: no quiero más que reposar en paz. ¡Qué bella es la muerte! dijo Lázaro patéticamente: sólo ella nos puede consolar. Por mi parte, señora, le digo á usted con franqueza que quisiera morirme en estos momentos. ¡Morir!-exclamó la devota con repentino arrebato de interés, y acercándose más, mucho más al joven. ¡Morir, no! Usted debe vivir.

Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad. Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los diez y ocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente amanecía idiota.

Y si es que vosotros, señores, venís con la mesma intención que otros han venido, antes que paséis adelante en vuestras discretas persuasiones, os ruego que escuchéis el cuento, que no le tiene, de mis desventuras; porque quizá, después de entendido, ahorraréis del trabajo que tomaréis en consolar un mal que de todo consuelo es incapaz.

Palabra del Dia

jediael

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