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Se practica un corte alrededor de la cápsula, cuidando de que la hoja no penetre a tal grado que dañe las semillas. Entonces se rompe la cápsula por el medio, dándole un tirón violento, y las semillas se sacan y separan de los tejidos fibrosos. Después la semilla queda lista para llevarse al sudadero, donde el proceso de fermentación le da color, sabor y aroma superiores.

La lámpara dará una luz brillante que bastará ella sola para iluminarlo todo, mas, al cabo de veinte minutos la luz se oscurecerá, y entonces, cuando quieran subir la mecha, detonará una cápsula de fulminato de mercurio, la granada estallará y con ella el comedor, en cuyo techo y en cuyo suelo he escondido sacos de pólvora para que nadie se pueda salvar...

El joven no quiso mostrarse vencido por el aire de superioridad con que fueron dichas tales palabras, y añadió: Entre los objetos que han sacado de mis bolsillos habrá visto usted seguramente una máquina de hierro formada por un tubo largo y un cilindro con otros seis tubos más pequeños, dentro de los cuales hay lo que llamamos una cápsula, que se compone de una porción de substancia explosiva y un pedazo de acero cónico.

Además, el revólver estaba mal cerrado y en la caída se le había salido una cápsula cosa que se explicaba perfectamente de parte de una mujer poco práctica en el manejo de las armas, de una suicida cuyas manos debían temblar por otras razones; pero que en un asesino sería inexplicable.

Las semillas de su fruto están encerradas en una cápsula que varía de cinco a diez pulgadas de largo y de tres a cuatro pulgadas de ancho. La nuez, que es la materia prima del cacao, y que se conoce en el comercio, se parece en tamaño y forma a una almendra gruesa.

Los niños de temperamento venoso ó linfático y dispuestos á los infartos, son los que presentan las indicaciones de la cicuta en las afecciones siguientes: 1.º en la opacidad del cristalino ó de su cápsula á consecuencia de un golpe ó de derrame linfático; 2.º en la ozena; 3.º en la otorrea con flujo sero-sanguinolento; 4.º en las manchas amarillas de la piel, ó en estas y equímosis de los viejos; 5.º en cierta gonorrea ó gota militar que se ha resistido al ácido azótico, al sulfuro de cal, á la thuya; 6.º en las úlceras induradas, saniosas, húmedas; 7.º en el lupus sin dolores quemantes; 8.º en la sarna degenerada, ciertas erupciones crónicas con manchas rojizas en la piel, dartros húmedos, escamosos; 9.º en oftalmías escrofulosas con fotofobia; 10en el coriza crónico con laxitud de la membrana pituitaria, ó de una especie de pólipo mucoso.

Alejandra colocaba el arma junto al cadáver, estudiaba la manera de ponerla, le extrajo una cápsula. Se habrá matado, como lo había anunciado: todos lo creerán... Ya se acercaban las voces, los rumores de pasos: Óyeme.

Era un excelente tirador, y sin embargo, hizo un disparo y después otro, sin que la cabalgadura del gaucho cesase en su galope. Iba ya á disparar su última cápsula, cuando el «flete» de Manos Duras titubeó, marchando con más lentitud, hasta que por fin dió una voltereta mortal, levantando una nube de arena con su agónico pataleo.

Extrajo de ella dos revólveres iguales recogidos en el buque, y con pausada solemnidad los abrió, para que todos los padrinos examinasen su interior. El amigo Gómez, como experto en armas, presenciaba la ceremonia. ¡No hay más que una cápsula! exclamó escandalizado, cual si acabase de descubrir una irregularidad. Maltrana le miró severamente.

Los jefes, embriagados por el estrépito, daban sus órdenes á gritos, agitaban los brazos paseando por detrás de las piezas. Los cañones se deslizaban sobre las cureñas inmóviles, avanzando y retrocediendo como pistolas automáticas. Cada disparo arrojaba la cápsula vacía, introduciendo al punto un nuevo proyectil en la recámara humeante.