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El remedio de este estado crónico será el acónito, pero con la sola mira de sostener el efecto de otros medicamentos. Las neuralgias que en este párrafo mencionamos como propias de acónito, además de ser congestivas y caracterizadas por un eretismo general ó local, su accion electiva sobre el nervio trigémino las da el principal rango.

El vértigo de Paquita Juárez fue un estado crónico desde que la casaron, muy joven, con D. Antonio María Zapata, que le doblaba la edad, intendente de ejército, excelente persona, de holgada posición por su casa, como la novia, que también poseía bienes raíces de mucha cuenta. Sirvió Zapata en el ejército de África, división de Echagüe, y después de Wad-Ras pasó a la Dirección del ramo.

4.º Estado crónico. Que la fiebre disminuya de intensidad, ó que pase al estado sobreagudo, ó que se prolongue retardando ó prolongando una convalecencia mal determinada, el acónito puede estar indicado, pero alternado con el licopodio, el azufre, ó algun otro medicamento cuya accion se estienda hasta la fibra, hasta la nutricion, hasta la plasticidad.

A este período pertenece el insomnio, el sueño agitado, interrumpido, no reparador, así como la somnolencia es la compañera de la congestion cerebral, de la fiebre ardiente, de su accion inicial. El estado crónico de la quina está caracterizado por una profunda astenia que afecta al moral lo mismo que al físico.

, señoras; la atmósfera viciada por vapores mercuriales, la insuficiencia del aire respirable engendra fatalmente, no sólo los temblores, el hidrargirismo crónico o agudo, que es lo que más les llamará a ustedes la atención, sino también los catarros pulmonares crónicos, la disentería, la tuberculosis, la estomatitis mercurial y otra porción de enfermedades que concluyen con la existencia del obrero o le dejan inútil para el trabajo a los pocos años de bajar a la mina.

En efecto, llegaron al zaquizamí desnudo y frío en que yacía aquella víctima del alcoholismo crónico los enviados de San Vicente de Paúl, que eran doña Petronila, o sea el gran Constantino, y el beneficiado don Custodio, la hija de Barinaga, la beata paliducha y seca, los recibió abajo, en la tienda vacía, lloriqueando.

Parecían traer con ellos el viento de la calle a una atmósfera densa y viciada por muchos años de aislamiento; eran el pensamiento exterior, la idea sin padre conocido, el estremecimiento de la gran masa, que se introducía como un aire colado en aquel ambiente denso semejante al de una habitación donde agoniza, sin llegar a morir, un enfermo crónico.

Y Candelaria, que apenas tenía con qué vivir, ¡uno cada año!... Y que vinieran diciendo que hay equidad en el Cielo... ; no está mala justicia la de arriba... ... ya lo estamos viendo... De tanto pensar en esto, parecía en ocasiones monomaniaca, y tenía que apelar a su buen juicio para no dar a conocer el desatino de su espíritu, que casi casi iba tocando en la ridiculez. ¡Y le ocurrían cosas tan raras...! Su pena tenía las intermitencias más extrañas, y después de largos periodos de sosiego se presentaba impetuosa y aguda, como un mal crónico que está siempre en acecho para acometer cuando menos se le espera.

Aquel día había sido idéntico a otros incontables días, en el rodar de los días de Belarmino. Y, sin embargo, aquél era un día señero, un día crítico, un día que le había provocado una intuición profunda del porvenir, o, como Belarmino se decía a mismo en aquellos instantes, empleando el tecnicismo esotérico de su inventiva, un faraón crónico.

En el estado crónico desarrollado por este medicamento, se observan grupos de síntomas especiales que sobresalen del cuadro de nuestras apreciaciones. Este estado está caracterizado, en general, por una tension y por un eretismo que conduce á la inercia de la fibra y á los flujos colicuativos, al marasmo, á la postracion paralítica.