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9 Y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, el cual originará sarna que eche vejigas apostemadas en los hombres y en las bestias, por toda la tierra de Egipto. 10 Y tomaron la ceniza del horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y vino una sarna que echaba vejigas, así en los hombres como en las bestias.

Y todo esto creerá quien supiere lo que me contó el mozo de Cabra, diciendo que él había visto meter en casa, recién venido, dos frisones y que a dos días salieron caballos ligeros, que volaban por los aires; y que vió meter mastines pesados, y a tres horas salir galgos corredores; y que una cuaresma topó muchos hombres, unos metiendo los pies, otros las manos, otros todo el cuerpo, en el portal de su casa, esto por muy gran rato, y mucha gente que venia a solo aquello de fuera; y preguntando un día que qué sería, porque Cabra se enojó de que se lo preguntase, respondió que los unos tenían sarna y los otros sabañones, y que en metiéndolos en aquella casa morían de hambre, de manera que no comían de allí adelante.

Esta copleja tiene esta otra variante que los marzantes suelen usar cuando no se les da nada, ó cuando se les engaña con morcillas llenas de ceniza: «Á los de esta casa sólo les deseo que sarna perruna les cubra los huesos

Almorranas y muermo, sarna y ladillas, su mujer se las quita con tenacillasEl Cojuelo le dijo a don Cleofás: ¿Qué te parece los testimonios que nos levantan estos ciegos y las sátiras que nos hacen?

Cuando iba el Cojuelo refiriendo esto, llegaron a la Plaza Mayor de Ecija, que es la más insigne del Andalucía, y junto a una fuente que tiene en medio del jaspe, con cuatro ninfas gigantas de alabastro derramando lanzas de cristal , estaban unos ciegos sobre un banco, de pies, y mucha gente de capa parda de auditorio, cantando la relación muy verdadera que trataba de cómo una maldita dueña se había hecho preñada del diablo, y que por permisión de Dios había parido una manada de lechones, con un romance de don Alvaro de Luna y una letrilla contra los demonios, que decía: «Lucifer tiene muermo, Satanás, sarna, y el Diablo Cojuelo tiene almorranas.

Así, pues, la sarna degenerada que reaparece en la piel en estaciones dadas, y en formas indeterminadas, para volver á fijarse en las mucosas por todo el resto del año; los restos sifilíticos y aun las sifílides situadas en la piel y principio de las mucosas que constituye una de las últimas trasformaciones; las afecciones herpéticas sucediendo á la diarrea, al asma, al catarro; y estos, sucediendo á su vez al herpes; todas estas trasformaciones y metástasis pueden ofrecer indicaciones suficientes para la eleccion de la dulcamara.

Pidieron dos docenas de reales; diéronselos, y con tanto comenzaron una grita del diablo, diciendo: "Viva el compañero y sea admitido en nuestra amistad; goce de las preeminencias de antiguo; pueda tener sarna, andar manchado y padecer el hambre que todos."

-Decid Sarra -replicó don Quijote, no pudiendo sufrir el trocar de los vocablos del cabrero. -Harto vive la sarna -respondió Pedro-; y si es, señor, que me habéis de andar zaheriendo a cada paso los vocablos, no acabaremos en un año.

Y el estudiante maldito voceaba: -Señor primo, otra vez rásquese cuando le coman y no después. El otro decía: -Sarna de V. Md., señor don Diego. Nosotros dimos en no hacer caso; Dios sabe cuán corridos íbamos. Con estas y otras cosas, llegamos a la villa; apeámonos en un mesón, y en todo el día, que llegamos a las nueve, acabamos de contar la cena pasada, y nunca pudimos en limpio sacar el gasto.

Era indispensable buscar albergue; después trataría de curar a Mordejai de su sarna o lo que fuese, pues abandonarle en tan lastimoso estado no lo haría por nada de este mundo, aunque ella se viera contagiada del asqueroso mal. Dirigiose con él a Santa Casilda, y hallando desocupado el cuartito que antes ocupó el moro con la Petra, lo tomó.