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Tembló la puerta con un rudo tirón que hizo abrir sus dos hojas á la vez, sacando el pestillo de la cerradura. La mujer, tenaz en sus deseos, se levantó prontamente, sin reparar en el dolor de la caída. Su ligereza sólo le pudo servir para ver cómo escapaba Ferragut después de recoger maquinalmente su sombrero. ¡Ulises!... ¡Ulises!...

Un sillón de junco, que era el preferido por Celinda, estaba volcado en el suelo. Se fijó también en el tapete de la gran mesa, que parecía haber sufrido un rudo tirón y estaba igualmente en el suelo, con todos los papeles y los objetos que descansaban sobre él ordinariamente revueltos ó rotos.

Al verla, Leopoldina Pastor corrió al soberbio piano de Erard, que estaba en un ángulo, arrancó de un solo tirón la rica y antigua colcha brocada que lo cubría, y se puso a tocar furiosamente el flamante himno de doña María Victoria, una de las intemperancias filarmónicas en que tan fecundo fue siempre el partido progresista.

María de la Luz se hizo atrás con un gesto de protesta, como si temiese el avance de aquella boca, que suplicaba entre los hierros. ¡No me quieres! exclamó. ¡Si me quisieras, no me pedirías esas cosas! Y ocultó su cabeza entre las manos, como si fuese a llorar. Rafael metió un brazo por los hierros y de un suave tirón separó los dedos entrecruzados que le ocultaban los ojos de su novia.

Se practica un corte alrededor de la cápsula, cuidando de que la hoja no penetre a tal grado que dañe las semillas. Entonces se rompe la cápsula por el medio, dándole un tirón violento, y las semillas se sacan y separan de los tejidos fibrosos. Después la semilla queda lista para llevarse al sudadero, donde el proceso de fermentación le da color, sabor y aroma superiores.

Adormiláronse Apolonio y Novillo sobre el traqueteo y el cascabeleo. Despertóles un silencio, como si de un tirón les hubiesen arrancado la almohada. ¿Qué pasa, que se ha parado el coche? preguntaron entrambos a la vez, y tendieron el oído. ¿Quién eres, chacho? gritaba el cochero. Soy Celesto, el zagal de Cachán respondió una voz. Este Celesto había sido oficial de Belarmino años atrás.

Amarilla, amarilla... ¡Naranjas, rediós! aulló el pillastre y dio un tirón al pañuelo, preparándose a emprenderla a latigazos con sus compañeros. ¡Que me arrancas el brazo, bruto, y que no es eso!... Los demás pilletes ya se habían puesto en salvo y corrían por la carretera y el Espolón. ¡Venir! ¡venir! que no es eso... gritó la madre.

Cabalgaba elegantemente, con una gallardía árabe, como si hubiese nacido sobre los lomos del corcel y éste y su jinete formasen un solo cuerpo. ¡Olé, los caballistas! gritó Fermín al reconocerle. Buenos días, Rafaelillo. Y el jinete paró su caballo de un tirón que le hizo tocar con las ancas el suelo, al mismo tiempo que levantaba las patas delanteras.

Un vínculo más fuerte que el puño de los Césares y que la misma muerte hace de las tres islas un solo corazón; que tendrá, en la ventura, una sonrisa única, y, en las adversas horas, sabrá rasgar su túnica con un definitivo y unánime tirón.

Velázquez quiso echarlo á risa y la detuvo por el mantón. Perdone su merced, padre... No he querido faltarle al respeto... Pero ella se zafó con un fuerte tirón, dejando en su mano algunos flecos. Quedó bien humillado el guapo. La sonrisa que contraía sus labios se apagó. Permaneció algunos instantes inmóvil y pensativo, haciendo esfuerzos por tragar la amarga píldora que le habían propinado.