Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de junio de 2025
Luego pintaba á todos los políticos, desde el más alto al más obscuro, como un atajo de pilletes, y les sacaba la cuenta, al céntimo, de cuanto habían rapiñado... Platicaban mucho también de reformas urbanas, y como Bailón había estado en París y Londres, podía comparar.
Seremos amigos; pero con la condición de que me llevo este pobre ángel a mi casa. ¿Para qué le quiere usted? ¿Para que se críe en esos patios malsanos entre pilletes?... Yo le protegeré a usted, ¿qué quiere?, ¿un destino?, ¿una cantidad? Si la señora insinuó Izquierdo torvamente, soltando las palabras después de rumiarlas mucho , me logra una cosa...
Aquellos niños cojos y mancos, en cuyos grandes ojos negros parece centellear el genio del gran pueblo que guerreó durante siete siglos con los moros y descubrió, conquistó y dominó regiones y continentes hasta que ya no había más mundo para saciar su ambición, aquellos niños, digo, son la más graciosa pareja de pilletes que he visto en mi vida, y cuanta sal, ingenio y travesura ha derramado la Naturaleza en granujas de Madrid, léperos de Méjico, lazzaronis de Nápoles, lipendes de Andalucía, pilluelos de París, <i>pic-pockets</i> de Londres, es nada en comparación de su gran ciencia.
Le molestaba mucho el pringue, y en el pilón de una de las fuentes se lavó un poco los dedos. Los pilletes se dispersaron. Quedó solo don Fermín con un murciélago que volaba yendo y viniendo sobre su cabeza, casi tocándole con las alas diabólicas. También el murciélago llegó a molestarle, apenas pasaba volvíase, cada vez era más reducida la órbita de su vuelo.
Los chicuelos les seguían, a distancia prudente, canturreando: Hoy a la Xuantipa le duele la tripa. Monxú Codorniú, lo pagarás tú. La Xuantipa les arrojaba guijarros. Desparramábanse los pilletes, pero volvían a poco con la cantata. Belarmino caminaba con talante digno y admirable. Así llegaron a la zapatería. En la zapatería aguardaba a Belarmino un caballerete.
Los dos pilletes se miraron estupefactos. ¿Quién era el osado? ¿Será Chiripa? preguntó Celedonio entre airado y temeroso. No; es un carca, ¿no oyes el manteo? Bismarck tenía razón; el roce de la tela con la piedra producía un rumor silbante, como el de una voz apagada que impusiera silencio.
Para la generalidad de los habitantes de Villalegre, Juanita no era más que la mozuela del cántaro, la hija ilegítima de Juana la Larga, la chica que había corrido y jugado con los pilletes en medio de las calles hasta la edad de nueve o diez años, y la que después había conservado una sospechosa e íntima amistad con Antoñuelo, el cual pasaba entre todos por un tunante de la peor especie.
Si los pilletes hubieran osado mirar cara a cara a don Fermín, le hubieran visto, al asomar en el campanario, serio, cejijunto; al notar la presencia de los campaneros levemente turbado, y en seguida sonriente, con una suavidad resbaladiza en la mirada y una bondad estereotipada en los labios. Tenía razón el delantero. De Pas no se pintaba. Más bien parecía estucado.
Señores míos gritaba á los audaces discípulos al mismo tiempo que requería la caña , todos aquí. ¿Se imaginan que no hay mas que pasar el día divirtiéndose?... En este centro se trabaja. Y para demostrarlo con el ejemplo, movía la caña que era un gusto, introduciendo á golpes en el redil de la sabiduría á todo el rebaño de pilletes juguetones.
Ya algunos pilletes y mujercillas habían disparado contra el anciano desperdicios de berzas y frutas, y alguien también había escupido sobre él, aunque sin tocarle. Un mulato, el más insolente de la chusma, avanzó hacia el anciano con la mano levantada como para darle en el rostro.
Palabra del Dia
Otros Mirando