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Para no perjudicar tus estudios, partiríamos en seguida, a fin de aprovechar el resto de las vacaciones. ¡Pues , es una magnífica idea la tuya! Esta misma noche le escribiré a mi padre, rogándole que me deje ir contigo. El señor Gardanne, que apreciaba mucho a Juan, consintió de buena gana en dar la licencia pedida, y el viaje de los dos jóvenes fue decidido.

Para él, sólo los grandes de la tierra podían permitirse el placer de viajar, y abría unos ojos escandalizados e incrédulos cuando Gabriel afirmaba que muchas de aquellas gentes eran zapateros de Londres o tenderos de París que se daban en las vacaciones el regalo de una excursión por el antiguo país de los moros.

Denegación muda. De modo que yo soy quien tengo que hacerlo todo. Discurramos con calma. Que Angustias es la raptada, no me cabe duda. que al pícaro don Pedrito le gustaba la niña, que se veían a menudo en vacaciones, y hasta que le escribía desde el Seminario; pero, la verdad, no creí que iba a perder el sentido hasta ese punto. ¡Cosas de chicos! ¿Quién les pudo ayudar en la fuga?

Eran las vacaciones, y mi amigo y compañero don Carlos, cerradas ya nuestras tertulias, nos citábamos en tal sitio a cierta hora para ir juntos, y después de girar y vagar otros momentos al rayo de la luna, retirarnos a nuestra posada, a repasar los estudios que tanto nos afanaban y que después tan poco nos valieron.

María Teresa encontraba allí numerosos amigos; además, Diana y Bertrán Gardanne, sus primos, pasaban allí también sus vacaciones. Toda esta brillante juventud llevaba a la casa de campo de los Aubry, una vida alegre y feliz. Algunas semanas después de su llegada, reinaba gran animación en el jardín.

Mi marido acaba de suscribir la renuncia que yo deseaba en favor de mi hermana. Esta va a comprar la finca de Rieux, donde pasamos tan alegres días durante nuestra niñez. 14 de septiembre de 1804. Me hallo en Belley, adonde he ido a buscar a mi Alfonso para las vacaciones.

Una vez en la calle, Basilio pensó en qué podía ocuparse hasta que llegase la fatal hora; no eran más que las siete. Era la época de las vacaciones y todos los estudiantes estaban en sus pueblos. Isagani era el único que no quiso retirarse, pero había desaparecido desde aquella mañana y no se sabía su paradero.

No, queremos continuar la conversación con usted delante del señor de Vesín, fiscal de la Audiencia de París ¡tranquilícese usted! en vacaciones, y nuestro amigo Marenval, á quien usted conoce bien. Cuantos más testigos haya de lo que hemos dicho y de lo que vamos á decir, mejor. Al contrario de lo que usted decía antes, estamos decididos á hacer todo el ruido posible.

Dadme a Juan dijo al abate Constantín, dádmelo hasta el fin de sus estudios; yo os lo traeré todos los años durante las vacaciones. No es un servicio que os ofrezco, sino un servicio que os pido. No puedo desear nada mejor para mi hijo.

Solamente algunos jóvenes, estudiantes en su mayor parte, fáciles de reconocer por su traje blanquísimo y su porte aliñado, se atrevían á circular de popa á proa, saltando por encima de cestos y cajas, alegres con la perspectiva de las próximas vacaciones.