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Nada; los arrojes son cuatro mozos de cordel que hacen subir el telón, bajando ellos colgados de una cuerda. Se oye un estruendo espantoso: se ha descorrido la cortina, y el ingenio se refugia a un rincón de un palco segundo, detrás de su familia o de sus amigos, a quienes mortifica durante la representación con repetidas interrupciones.

Repetidas veces dijo para al llenar la escudilla de la Nela: ¡Qué bien me gano mi puestecico en el cielo! Y lo creía como el Evangelio.

Quizá un recuerdo de aquella escena vagaba por su mente, pues repetidas veces se detuvo para apoyar las encendidas mejillas en su mano, como si otra vez debiese aparecer la figura de la niña, de pie en el umbral y repitiendo con voz angelical la consabida pregunta de: ¿es mamá? Mas este nombre le atormentaba ahora cruelmente.

Tristán dio las gracias repetidas veces sin poder disimular su embarazo. Estaba realmente abochornado por su intemperancia pasada. El caballero se volvió a su rincón y de nuevo reinó el silencio. Tristán creía notar que las dos señoras le miraban con desprecio y acaso no le faltaba razón. Poco después el generoso caballero se asomó también a la ventanilla.

Parecer ser que el Bearnés se acercó, ya pasada la media noche, cuando todos los vecinos dormían; pero, por un caso, en que se echa de ver la mano de Dios, los herejes apoyaron sus escalas en la Puerta Papal, donde se hallaban a la sazón algunos religiosos de nuestra Compañía. Al asomar los primeros asaltantes, nuestros hermanos dan repetidas voces de alarma.

No supo con certeza qué personas le hablaron en los entreactos ni qué manos estrechó. Tuvo que hacer un esfuerzo repetidas veces para acordarse del título y del autor de la ópera. Lo mismo le daba esta música que otra. Era un arrullo que mecía sus pensamientos, calmando su emoción: una emoción compuesta de miedo y de esperanza.

Ambos amantes se juraron eterna fidelidad. «Antes morir que ser de otro», dijo ella. «Antes morir que ser de otra», respondió él. Y esta promesa se hizo repetidas veces y se solemnizó y corroboró con los juramentos más terribles. Después de esto, ¿qué remedio había sino casar cuanto antes a los primos novios?

Entonces me perfeccioné por algún tiempo, se acabaron los disimulos y tuve la gran satisfacción de hablar repetidas veces con mi madre sin decir cosa alguna que no saliese de mi corazón. Raudales de verdad, de fe, de amor apacible y místico a los santos y santas brotaban de él.

Su mujer le pedía una cosa, y después otra y después otra para su saloncito, para su cuarto de baño mientras engullía lindamente. ¡Elena, Elena! Que no vas a tener apetito a la hora de almorzar. Ya verás que . Déjame ser feliz. ¿Eres feliz de verdad? Muchísimo... No puedo serlo más. Y al decir esto extendió la mano a su esposo que la besó repetidas veces.

Dijo esto repetidas veces antes de volver al hotel, y lo pensó durante toda una noche de vigilia, cortada por pesadillas angustiosas. Bien avanzada la mañana le despertaron del sopor final las trompetas de los bersaglieri. Pagó su cuenta en el despacho del gerente y dió la última propina al portero, anunciándole que horas después vendría un hombre del buque á llevarse su equipaje.