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Los triunfos de su nación, el verla trocada de sociedad desquiciada y anárquica en Potencia temida, influyente y gloriosa, lisonjeaban el orgullo de Fray Miguel y le tenía muy satisfecho y orondo. Por nada del mundo hubiera anhelado él que lo que era no fuese; que de todas las glorias, grandezas y triunfos su nación, resultasen falsedad y sueño vano de la fantasía.

Indudablemente sentían amor intenso a la belleza real, lo que se prueba observando cómo daban a las figuras santas tal aspecto de verdad, que lo que perdían en alteza, lo ganaban en verosimilitud, mas no era posible que nada de lo que les rodeaba a diario les pareciese objeto digno de emplear en ello su observación y sus pinceles, cuando la voz de la Iglesia, tan temida y respetada entonces, les decía que la vida terrena y transitoria, es cosa baja y despreciable en comparación de la celestial eterna.

Luego el soberano gusto, el arte, mejor dicho, con que sabía adaptar el color y la forma del vestido al tono de sus carnes y a los cambios que en su naturaleza se operaban, daba primor y relieve a aquella adorable figura. Eso , toda la casa giraba en torno de ella. Como una diosa adorada y temida, movía a su talante todas las figuras humanas que cobijaban las torres chinescas.

Son los terribles mosquitos del Magdalena que hacen su temida aparición. No corre un hálito de aire, y es necesario buscar un refugio, a riesgo de sofocarse, contra aquellos animales, que en media hora más os postrarían bajo la fiebre. He ahí uno de los momentos de mayor sufrimiento.

Es la espantosa elefantíasis de los griegos, cuya marcha fatal nada detiene; la lepra temida, que aísla al hombre de la sociedad, lo convierte en un espectáculo de horror aun para los suyos y pesa sobre ciertas familias como una maldición bíblica.

Despues de ellos, rápida será la decadencia del Califato, porque á ningun Estado pagano le fué dado jamás clavar la estrella de su fortuna en el punto culminante de su órbita; pero en tanto que trascurren para los muslimes las bonancibles lunas de estos tres reinados, y para la España cristiana los dias de llanto y luto á que la condenan enconosas rivalidades y sangrientas escisiones; en tanto que el décimo siglo consuma su temida evolucion entre ruinas y siniestros presagios en que la cristiandad acobardada lée la sentencia de muerte de la humanidad y del mundo , ¡qué de prodigios, qué de fantásticas escenas va á realizar el arte sarraceno!

Todo es allí ligero, como en Lima, y el aspecto interior de las casas, sus paredes delgadas, sus tabiques tenues, revelan constantemente la temida expectativa de un terremoto. Durante mi permanencia en Caracas tuve ocasión de observar uno de esos fenómenos a los que el hombre no puede nunca habituarse y que hacen temblar los corazones mejor puestos.

Quiero ir hacia el Congreso declaró ella. Ya..., ¿para ver si se arma?... No nos metamos en apreturas, hija, no sea que por artes del demonio...». Menudeaban los grupos, todos pacíficos. No eran hordas de descamisados, sino bandadas de curiosos. Se oía decir aquí y allí: «La República, la República», pero sin gritos ni amenazas. Se hablaba con frialdad de aquella cosa grande y temida.

Ahora todavía, después de tantos años, suspiro a veces por la donairosa niña, objeto de mi primer amor. Matilde ha sido, viva y muerta, temida rival para cuantas me amado. Su nombre se me ha escapado de los labios, involuntariamente, cuando iba yo a decir el de otra mujer, y acaso sea el último que salga de mi boca a la hora de morir.

La cámara, sin embargo, estaba desierta y Currita sintió el desahogo de un momento del enfermo que ve detenerse un instante la temida operación por haberse retrasado el médico.