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Actualizado: 29 de junio de 2025
Había tolerado hasta entonces sus entusiasmos en favor de la patria del marido porque consideraba más importantes los vínculos de familia que las rivalidades de nación. Por el hecho de que Desnoyers fuese francés y Karl alemán, ella no iba á pelear con Elena. Pero de pronto se desvaneció este sentimiento de tolerancia.
El siglo en que comienza para Europa la era de la division y del individualismo, en que al grandioso pensamiento que llevó á S. Luis á morir en las playas africanas, en defensa comun de la cristiandad, se sustituye la mezquina política de rivalidades que termina en el sistema moderno del equilibrio europeo; el siglo en que la humanidad, poseida de un vértigo de independencia, rompe el áureo lazo de la fraternidad y unidad católica y se entrega al inmoderado ejercicio de sus facultades aisladas, no es siglo en que puede aspirar á grandes creaciones un arte como la arquitectura, que há menester mas que otro alguno de esfuerzos colectivos y de unidad de pensamiento.
Los celestiales protectores eran los que le habían sugerido la idea de establecer la destilería del cognac, dando nuevos alientos a la casa; ellos también los que hacían que la marca Dupont, con la ayuda de los anuncios, se esparciese por toda España sin miedo a rivalidades, favor inmenso que todos los años agradecía dedicando una parte de las ganancias al auxilio de las nuevas órdenes religiosas establecidas en Jerez o ayudando a su madre, la noble doña Elvira, que siempre tenía capillas por restaurar o un manto costoso en confección para alguna Virgen.
Hasta el día en que nació este sentimiento en el misterio de su alma, nunca había mostrado preferencia por ninguno de los clérigos que servían la parroquia; antes bien juzgaba con severidad las de sus compañeras, que eran motivo de rivalidades y discordias entre partidarias del uno ó del otro padre.
Mosén Jòrdi, el cura párroco, era víctima de este mujerío desbordante, que amargaba su existencia con rivalidades y peleas. El hombre de Dios amaba la soledad tranquila del mar, y despachaba aprisa su misa para instalarse cuanto antes en un lugar favorable de la costa con sus cañas y sus redes. Nadie como él conocía el motivo de la irritabilidad femenil que revolucionaba al pueblo.
No muy lujosa, es cierto, pero no la cambiaría por ningún palacio del mundo. Aquí todos somos hermanos, y el superior es nuestro padre que provee a todas nuestras necesidades humanas, incluyendo el rapé que consumimos. Aquí no hay celos, no hay rivalidades, no hay calumnias ni disputas.
A su madre, que se oponía con ese ciego cariño maternal que no quiere encontrar rivalidades en el amor al hijo y por celos estorba muchas veces su felicidad. El mal que causase siguiéndola a ella no sería irreparable. Huirían juntos; pasearían su amor por el mundo. Y Leonora, cabizbaja, repetía débilmente: No; estoy resuelta. Partiré mañana sola.
No encontré vestigios de bienestar sino en la ciudad de Málaga, que hoy animan á la vez la industria y el comercio; y aun alli ¡qué de funestas rivalidades! ¡qué de almas que lloran en secreto las calamidades que las afligen! ¡qué de crímenes cometidos á la sombra de la noche!
La vida en los hoteles, los viajes por mar y por tierra, las míseras rivalidades de profesión, eran un ensueño incierto e incoloro, un limbo del que sólo guardaba pálidos recuerdos. El poder demoníaco de la música la había poseído por entero, transportándola a las regiones de una vida superior.
Los ordenanzas y porteros no lo conocían, y por lo que pude notar lo miraban con desprecio, llegando uno, que abrigaba rivalidades mayordomescas, a decirme con socarronería: ¡Es un amigo del hombre de confianza del ministro!... ¡Persona muy bien relacionada, como usted lo ve!
Palabra del Dia
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