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Por los mismos días ocurrieron sucesos a los cuales el digno artista era completamente extraño; mas por este motivo mismo no deben ser aquí olvidados. Y fue que cuando se aproximaba el día señalado para devolver a Torres su dinero, estaba Rosalía tan cabizbaja, que se podría creer, viéndola, que le habían robado algo o inferido alguna descomunal ofensa.

Julî fué la causa de la paliza, que el buen cura administró á unos jóvenes que recorrían el barrio, dando serenata á las muchachas. Los maliciosos, al verla pasar seria y cabizbaja, decían de manera que ella oyese: ¡Si quisiese, Cabesang Tales sería indultado! La joven llegaba á su casa sombría y los ojos estraviados.

A su madre, que se oponía con ese ciego cariño maternal que no quiere encontrar rivalidades en el amor al hijo y por celos estorba muchas veces su felicidad. El mal que causase siguiéndola a ella no sería irreparable. Huirían juntos; pasearían su amor por el mundo. Y Leonora, cabizbaja, repetía débilmente: No; estoy resuelta. Partiré mañana sola.

Espantóse la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre: -Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie.

Ello era que Vetusta estaba metida en un puño. Entre el agua y los jesuitas la tenían triste, aprensiva, cabizbaja. El aspecto general de la naturaleza, parda, disuelta en charcos y lodazales, más que a pensar en la brevedad de la existencia convidaba a reconocer lo poco que vale el mundo. Todo parecía que iba a disolverse.

¡Mentís! exclamó el duque, que delante de doña Ana no quería rendirse, por decirlo así, á lo tremendo de su situación; no quería confesarla. Su hijo lo adivinó. ¿Qué haces ahí? dijo á doña Ana ; ¿no ves que su excelencia y yo tenemos que entendernos? Vete. Doña Ana se levantó y salió doblegada, cabizbaja, llorando. El duque de Uceda cerró las puertas.

Nada replicaba a mi discurso; seguía caminando cabizbaja y preocupada, formando su actitud notable contraste con la que tenía tres horas antes al pasar por los mismos sitios. Cuando me detuve un instante a respirar, exclamó sin mirarme: Hice una cosa muy mala, muy mala. ¡Dios mío, si lo supiese papá! Traté de probarle que su papá no podía enterarse de nada, porque llegaríamos demasiado temprano.

Tenía ella los ojos encendidos como de haber llorado, y no era difícil conocer que disimulaba una gran pena. Pero Rubín no reparaba en lo cabizbaja y suspirona que estaba su mujer aquella noche. Hacía algún tiempo que la facultad de observación se eclipsaba en él; vivía de mismo, y todas sus ideas y sentimientos procedían de la elaboración interior.

Ya no había en las calles el movimiento de las primeras horas, pero con todo, seguimos las más solitarias. Teresa no quiso aceptar mi brazo como antes. Nada replicaba á mi discurso; seguía caminando cabizbaja y preocupada, formando su actitud notable contraste con la que tenía tres horas antes al pasar por los mismos sitios.

Nada replicaba a mi discurso; seguía caminando cabizbaja y preocupada, formando su actitud notable contraste con la que tenía tres horas antes al pasar por los mismos sitios. Cuando me detuve un instante a respirar, exclamó sin mirarme: Hice una cosa muy mala, muy mala. ¡Dios mío, si lo supiese papá! Traté de probarle que su papá no podía enterarse de nada, porque llegaríamos demasiado temprano.