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Actualizado: 5 de junio de 2025


Con esto y lo antedicho de los naipes, ya tuvo más de lo suficiente para dar expansión á su inteligencia, mientras la ley no le autorizase para disponer de su mayorazgo, sin necesidad de diálogos, ni de grecolatinos, ni de tumbarse detrás de cada tapia y bajo cada rama. Llegó por fin el anhelado instante.

Mi tía tomó asiento en lo de Bringas con el fin de esperar el anhelado boletín, y como el cadete que había ido en su busca tardase demasiado, don Narciso despachó otro dependiente más, y detrás de él salieron tres o cuatro parroquianos, cuya impaciencia por conocer las nuevas no les permitía esperar.

Así, pues, al mismo tiempo que hizo llamamiento de sus alcaides y capitanes, y que sus escuadrones y jinetes, así africanos como andaluces, se juntaban, apresuraba el Sultán mancebo sus bodas, que habían de ser con todo el boato, gala y riquezas que los monarcas granadinos acostumbraban ostentar y derramar en las ocasiones solemnes, y por cierto que para un corazón enamorado nada de más solemnidad y grandeza que el día en que iba a poseer el objeto por quien tanto se ha anhelado.

¡Dolón, dolán, dolén, dolán, dolón! ... que ya se oyen los cencerros de la cabaña y hasta se ve el polvo que levanta. Ha llegado el día anhelado, y el pueblo sale á recibirla hasta la portilla de la llosa, ó de la pradera en que, por de pronto, ha de entrar para que se cumplan las formalidades que van ustedes á conocer. La gente viste de media gala, y se halla poseída de la más viva satisfacción.

, esa palabra que tanto ansié de tus labios... al fin la he oído... y el corazón me dice que es sincera... ¡Me amas!... ¡Oh cielos, desatad sobre vuestros rayos!... ¡que ni aun por eso os negaría mi adoración!... ¡mi adoración por este momento tanto tiempo anhelado!... ¡tanto tiempo soñado! Ella besaba sus manos llorando.

El acontecimiento fue nada menos que la llegada al mundo del anhelado varón. Todo fue júbilo entonces y locura y desconcierto en la casa, de la cual pudiera decirse, sin gran exageración esta vez, que fue echada por la ventana.

La misma inquieta hipocresía de que la baronesa acababa de darle transparente testimonio, decía claro a Beatriz cuánto sospechaba la vieja dama acerca de las intenciones de su sobrino y cuánta rosada esperanza podía ella abrigar en su pecho... Y, sin embargo, ahora más que nunca se encontraba amarrada a su adverso destino, ya que no sólo había empeñado su leal palabra a la de Montauron, que también teñía Beatriz en sus amantes manos la suerte o la total ruina del hombre de sus predilecciones, porque conocía demasiado la huérfana a la baronesa para poner un solo instante en duda que, si Pedro se casaba contra la voluntad de su orgullosa tía, no dejaría ésta por motivo alguno de poner en práctica sus fulminantes amenazas; así, pues, veíase la joven sin ventura reducida a temer lo que anhelado había más en la vida, y ante el temor de verse expuesta, a prueba superior a sus fuerzas, rogaba al Cielo que su elegido jamás llegase a amarla.

Con esta estratagema pensaba realizar su anhelado desembarco en esta isla; mas tan hábil plan no sirvió sino para demostrar la impericia y cobardía del almirante francés, el cual, de regreso a Europa, no quiso compartir con nuestros navíos la gloria del combate de Finisterre. Ahora, según las órdenes del Emperador, la escuadra combinada debía hallarse en Brest.

Un mes después que hubo conseguido su anhelado objeto, vino a Bournemouth a verme, y me dijo en confianza que su dorado sueño de poseer una gran fortuna estaba próximo a realizarse. Había resuelto el problema, y dentro de una o dos semanas esperaba tener abundantes recursos. Casi inmediatamente después de esto desapareció, y estuvo ausente un mes, como usted recordará.

Ramiro dejose caer de rodillas y alzó los brazos al cielo, dando gracias a Dios por haberle puesto, a la vez, en su camino, el anhelado refugio y el ejemplo de aquella muerte. Al otro día, por la mañana, dio sepultura al ermitaño y ordenó lo mejor que pudo el interior del obscuro escondrijo, donde había resuelto pasar todo el resto de su existencia.

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