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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Se instituyó en la catedral una fiesta muy solemne en accion de gracias por la gran victoria de la Higueruela, en cuya jornada derrotó el rey D. Juan á los moros granadinos matándoles treinta mil hombres.
En seguida ordenó que Francisco de Paula Santander, ascendido al grado de general de brigada, con Jacinto Lara, varios excelentes oficiales y los tenientes coroneles granadinos Antonio Obando, Francisco Vélez, Joaquin Paris y Vicente Gonzalez, con armas, municiones y demás pasase á Casanare como jefe de operaciones de un cuerpo avanzado que alli debia formarse y mantenerse para, mas adelante, invadir la Nueva-Granada y devolverle la libertad de que Morillo la habia privado.
Noticiosos los granadinos de que la sed acosa á la hueste cristiana, salen á picarles la retirada, y sin propósito deliberado de trabar batalla la comienzan, con tan buena suerte, que el infante D. Juan se ve en el mayor aprieto.
Y la verdad es que, en el fondo del espíritu de los granadinos de ambos sexos, hay no sé qué vaga sombra de esa viudez, de esa orfandad, de esa realeza y de ese destronamiento. Y aquí tenéis explicado el por qué los poetas y poetastros de aquella tierra somos elegíacos hasta lo sumo, y «cómo, á nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fué mejor.»
Entonces los soldados granadinos, para vengar la muerte de su heróico compatriota, pidieron y obtuvieron de Bolívar la formacion de un cuerpo aparte; y D'Eluyar, á la cabeza de mil valientes, derrotaba á los españoles en el sitio llamado las Trincheras, coronado por un triunfo completo, de cuyas resultas, herido en la cara de un balazo, Monteverde huia á encerrarse en Puerto-Cabello.
Entre ellos se encontraban varios jefes y oficiales de mérito, tanto granadinos como venezolanos, y asi como hubieron llegado á Guadaslito para dar unidad y eficacia á los esfuerzos comunes tal era al menos su propósito establecieron un gobierno, nombrando como Presidente de la República al ex-gobernador de Pamplona, teniente coronel Fernando Serrano, y á Urdaneta, á Servier y al Doctor Francisco Javier Yánes por Consejeros de Estado, con el coronel Santander como jefe del ejército.
Explicación: nunca prueba el vino, como no sea muy dulce, en una broma de rompe y rasga, y considerándolo la más atroz de las travesuras. Pero en la mesa, á pasto, como en otras provincias de España y como en los demás pueblos extranjeros....., ¡jamás! Verdad es que tampoco los granadinos, hasta hace muy poco tiempo, y salvas ligeras excepciones, habían visto el vino sobre su mesa.
Priego, que reconoce por señores á los de Aguilar y Montilla; Benamejí, ganada á los moros por el vencedor de Benamarin y embellecida con un soberbio puente por su señor el mariscal Diego de Bernuí Orense ; Rute, arrebatada al rey moro de Málaga por aquel desgraciado infante D. Pedro á quien vimos poco há salir triunfante contra los granadinos y regresar á Córdoba cadáver sobre una enlutada mula; Santaella, cuya antigua fortaleza está pregonando hazañas de su alcaide Luis de Godoy: son lugares en que la historia de la arquitectura militar tiene datos abundantes que recoger y consignar antes que se reduzcan á polvo sus ya destrozados castillos.
Esta ciudad fué desde luego asiento del gobierno, que ordenó al ilustre caraqueño descendiese el Magdalena para obrar contra Santa Marta, y este partió al frente de la division de Urdaneta, reforzada por algunos reclutas granadinos.
Los colombianos traían marcadas en las heridas de la carne, y muchos en las del corazón, las huellas del largo batallar en las llanuras de Venezuela y en los Cerros granadinos, contra la fuerza, la arrogancia y el valor españoles. Los argentinos recordaban la incomparable hazaña del paso de los Andes, cuando en las alturas donde mora el cóndor habían librado combates inmortales.
Palabra del Dia
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