United States or Poland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si la tomo... ahí se pudrirá en la tienda.... El Provisor les prohíbe comprar aquí... Ellos, los pobrecitos curas de aldea... ¿qué han de hacer?... ¡Infelices!... Le temen... le temen.... ¡Infame! ¡Infelices! Y don Santos se incorporó como pudo, inclinó la cabeza sobre el pecho, y lloró en silencio. Y repetía de tarde en tarde: ¡Infelices!... Celestina salió de la alcoba sollozando.

La gente necesitaba pensar en su propia suerte; el peligro no dejaba tiempo para mirar el exterior. ¡Pobres vírgenes locas! ¡Infelices muñecas de París arrebatadas por la tempestad cuando daban vueltas y sonreían con sus bocas pintadas, á los sones de una cajita de música!...

Por una parte marcan las estaciones de los peregrinos que van á visitar á Nuestra Señora de las Nieves; por otra sirven de apostaderos á infelices inválidos que piden limosna á los viajeros y hacen durante los meses de verano su provision para todo el año.

Hubo una larga pausa, y el tío Correa terminó así: Vosotros y yo, y todos los que pasamos la vida encorvados sobre la tierra para sostener nuestra miserable existencia, somos los descendientes de aquellos infelices que nuestra primera madre encerró en el establo. Los segadores quedaron en un prolongado y reflexivo silencio.

Y después añadió con voz apenas perceptible , los otros enemigos... ¡Los otros! ¿Sabe usted? Los que se fueron para no volver, y sin embargo, vuelven; ese centenar de infelices a los que traté con mimos de padre, haciéndoles el menor daño posible y que... ¡ingratos! vienen a apenas me ven solo. ¡Qué!... ¿Vuelven? Todas las noches.

El Maestrico abría con asombro sus ojos cándidos de doncella, como resistiéndose a creer en la maldad de los hombres. ¡Necesitaban su vida porque era un ser peligroso, porque soñaba con la utopia de que la sabiduría de los menos pasase a ser de la inmensa masa de los infelices, como un instrumento de redención!

Si lo primero, mil veces te lo he dicho, es mirar a la muerte como el fin de los padecimientos, como miran a la playa los infelices que luchan con las olas, agarrados a un madero. No, si no tengo miedo dijo ella con deseos de tranquilizarle, porque observó que se exaltaba . Pero es que... esas cosas, más vale dejarlas para de día. Ahora, a dormir. ¡Dormir!... Ahí tienes otra tontería.

La Virgen que me salvó por tu recomendación bien podía haber intercedido algo más en favor mío, ablandando a mis guardianes. Los infelices creían salvar al mundo dando suelta a los instintos de bestia que duermen en nosotros como restos del pasado... Después, en plena libertad, la vida ha sido más dolorosa que la muerte.

Dos palabritas na más. me quieres y yo te quiero. ¿Pa qué pasarnos el resto de la vida rabiando, como unos infelices?... Hasta hace poco, era tan bruto que al verte me hubieran dao tentaciones de matarte. Pero he hablado con don Fernando y me ha convencío con su sabiduría. Esto se acabó. Y lo afirmaba con un gesto de energía.

A pesar de los sufrimientos de su esclavitud, cada día mayores, Simoulin decía de pronto, mirándole con ojos severos: Pero ¿dónde tenía usted la cabeza?... ¿Qué se propuso usted al lanzar aquellos gritos absurdos?... ¿Quería usted mi muerte y la de tantos infelices? Al terminar la guerra recobró poco á poco la ciudad su antiguo aspecto.