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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Creo que la costumbre de tirar diariamente á la calle media talega, es una diversion no vista, un entretenimiento díscolo, una limosna bárbara, rusa, vecina del Cáucaso; pero al fin y al cabo es una limosna, y muchos infelices comen con aquella manía.

Ningún dramático hubo tan aventajado, ni ninguno, como Boscán, Garcilaso y Herrera, se esforzó en llevar este género poético á la perfección, que ellos imprimieron en la lírica, y esto explica que Gil Vicente y Torres Naharro aparezcan como fenómenos aislados, si se comparan con sus infelices imitadores, y que, á pesar de esto, sólo merezcan el nombre de poetas de segundo orden, cuando se recuerdan las dotes de tan eminentes líricos.

La historia de aquel país, la tradición de la tierra gaditana, provincia de revoluciones, influía en la credulidad de las gentes. Habían visto con tanto facilidad, de la noche a la mañana, derribar tronos y ministerios, y hasta llevar presos a reyes, que nadie dudaba de la posibilidad de una revolución de mayor importancia que las anteriores, pues aseguraría el bienestar de los infelices.

Si los ricos son fuertes y nos pisan y hacen lo que quieren, no es porque tengan el dinero, sino porque saben más que nosotros... Estos infelices se burlan de cuando les digo que se instruyan, y me hablan de los ricos de Jerez, que son más bárbaros que los gañanes. ¡Pero eso no es cuenta!

Las cárceles del castillo de Triana estaban repletas de infelices presos que aguardaban la muerte más ó menos próxima, siendo muchas también las mujeres que allí gemían en los lóbregos calabozos, y las cuales, sin consideración alguna y contra todo sentimiento de humanidad, eran tratadas cruelmente por los negros carceleros.

Bastan las anteriores citas para que nuestros lectores juzguen de la consideración que tuvieron nuestros antepasados á los infelíces á quienes la fuerza bruta de las armas sumió en las desventuras de la esclavitud.

Los millones, la Liga, la fábrica de ladrillo refractario, todo le salía de una vez a la cara, pugnando por arrojarse sobre los infelices que se le acercaban y aplastarlos. ¡Qué modo de tender la mano mirando hacia otro lado! ¡Qué voz ruda e impertinente para saludar de lejos! Imposible imaginarse una superioridad más protectora.

Que del pueblo del Pilar llevó por guia é intérprete á dos infelices Serranos por una considerable paga adelantada, y salió de dicho pueblo en 6 de Mayo. Que se ponian de marcha á las diez, y sin parar á mediodia, se hacia alto antes de ponerse el sol, en parage de leña, agua y pasto, que no siempre le encontraban, caminando seis ó siete leguas cada dia.

Los pastores provenzales llaman a esta maniobra: volver cuernos al viento. ¡E infelices los rebaños que no se conformen con ello!

No, no quedará un francés para contarlo, y la que hicieron aquí a primeros del mes, la pagarán muy cara. ¿Hase visto alguna vez bribonada semejante? ¡Fusilar en cuadrilla a tantos pobrecitos, sin perdonar a sacerdotes ancianos, a inocentes doncellas y a infelices muchachos como el que está en esa cama! ¡Ay!

Palabra del Dia

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