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Actualizado: 31 de agosto de 2024
Pero no me daba menos ánimos y esfuerzo mi paje Diego, neófito, que de sólo mirarle me sacaba las lágrimas de los ojos y del corazón mil afectos de agradecimiento á las llegas del Redentor, que había infundido en su pecho, poco antes bárbaro, tanto amor para con su Majestad y su Santa ley, porque levantadas al cielo las manos, con un rostro de ángel, estaba ofreciendo á Dios su vida para perderla en su servicio y sus sudores para plantar la santa fe entre los infieles.»
Marchó Gillespie hacia la ciudad, precedido de un escuadrón de jinetes y numerosos trompeteros. Las murallas de la capital, levantadas en tiempos de los viejos emperadores, habían sido destruidas años antes para el ensanche urbano. Pero quedaba en pie una de las antiguas puertas, flanqueada por dos torres de una arquitectura elegante y original, que había contribuído á que la respetasen.
Si llegaban los prusianos, ¿qué podían hacerles?... Obedecerían sus órdenes sin intentar ninguna resistencia, y á un pueblo que obedece no es posible castigarlo... Todo era preferible antes que perder unas viviendas levantadas por sus antepasados y de las que nunca habían salido. En la plaza vió, formando un grupo, al alcalde y los principales habitantes.
Estos sólo se detenían, con asombro e incertidumbre, en el segundo corral, viendo ante ellos la pared y encontrando, al revolverse, la puerta cerrada. Comenzaba entonces el encajonamiento. Uno a uno eran dirigidos los toros, con tremolar de trapos, gritos y golpes de garrocha, hacia una callejuela, en mitad de la cual estaba colocado el cajón de viaje con las dos puertas levantadas.
Las gentes de la estancia miraban con un respeto supersticioso á la madre de Cachafaz, por creerla bruja y en oculto trato con los espíritus que aullan y giran dentro de las columnas de arena, altas como torres, levantadas por el huracán en la altiplanicie. Al ver la melancolía de Celinda y sorprenderla otras veces llorando, la india movía su cabeza, como si esto confirmase sus opiniones.
En pos de esa noble dignidad corren todas las almas levantadas, alto el pensamiento, alto el corazón: el estudiante que se afana por conquistarse digno puesto en la sociedad; el mercader que gasta en el trabajo los años mejores de la vida; el menestral que lucha por conseguir vida independiente. El deseo de alcanzarla es la única disculpa que tiene la avaricia.
Los padrinos, con los brazos inactivos, pero con los pulmones cruelmente dilatados por la angustia, se cansaban más aún que el barrenador. Los dos esperaban con las barras levantadas por encima de la cabeza. Dieron la señal los directores de la apuesta y en la plaza estalló una aclamación semejante á la que acoge la partida de los caballos en una carrera. Después se hizo el silencio.
De aquella fervorosa manifestación de entusiasmo democrático y tierna sensibilidad, sólo quedaban en las librerías de viejo algunos residuos acusadores. En varias de ellas solía verse todavía algún folleto abolicionista de Valle con su correspondiente negrito aherrojado en la cubierta, las manos levantadas al cielo en demanda de justicia.
Pero quería que conociera las brechas que en su fortuna habían abierto a última hora las locuras de su padre. Ella hacía milagros de economía. Muchas deudas estaban pagadas ya; llevaba levantadas algunas hipotecas; gracias a su buena administración, ayudada por el fiel don Andrés; pero la carga era grande y en muchos años no conseguiría librarse de ella.
En fin, su segunda parte, siguiendo la tradución, comenzaba desta manera: Puestas y levantadas en alto las cortadoras espadas de los dos valerosos y enojados combatientes, no parecía sino que estaban amenazando al cielo, a la tierra y al abismo: tal era el denuedo y continente que tenían.
Palabra del Dia
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