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Actualizado: 12 de julio de 2025
Un menestral, un criado, un inferior, por cualquier concepto, no llamaba sino con una campanada; las visitas llamaban con dos; y la media docena o poco más de personas que el linajudo señor de Quiñones consideraba sus iguales en Lancia, lo hacían con tres, por acuerdo tácito o expreso, que eso nunca se averiguó.
En Toledo todo es triste, y el hombre de alguna comodidad, como el menestral y el mendigo, tienen todos un aire de vetustez, de tristeza, de ruina y de miseria que los hace sombríos á los ojos del viajero.
Cantaba antes muy bien y tiene un hermano que goza fama de ser el mejor menestral de los alrededores. ¡Ah! es muy sensible que Salomón no viva en nuestro pueblo, y que no pueda tocar alguna pieza cuando lo deseamos, ¿no es cierto, señor Macey? Le daría hígado y bofes de ternera gratis, palabra de honor.
La niña de los ojos negros, hija de un pobre menestral de la villa, la trataba con la autoridad de reina y señora, le exigía todos los juguetes de que era poseedora, la obligaba a plegarse a todos su caprichos, la humillaba siempre que quería, y frecuentemente la maltrataba de palabra y de obra, sin que por eso disminuyese poco ni mucho el cariño de su apasionada amiga.
Colon es tan sábio como poeta, tan poeta como marinero, tan marinero como inventor, tan inventor como soldado, tan soldado como caudillo; en una palabra, servia tanto para menestral como para príncipe, ó para príncipe como para menestral.
Más tarde les facilitó entradas para las exposiciones, y sabiendo lo aficionado que era el sillero a los toros, fingiéndose ocupado, más de la mitad de los domingos le daba el billete de su abono. Finalmente entró en la casa. Romadonga era hombre flexible y dúctil hasta un grado increíble. Con el mismo aplomo entraba en la casa de un grande de España que en la de un menestral.
Señores, dijo solemnemente el obrero que tenia la palabra, lo que más se pega en este mundo es el dinero. Una carcajada espontánea y unánime, una general aclamacion de risas y de bravos, contestó á la ocurrencia del menestral. En efecto, es un chiste verdaderamente ingenioso, salado, de buena ley. =Dia vigésimo tercero al trigésimo=. Versos. Asesinato de la calle del Duque de Alba.
Un hechizo maléfico parecía esterilizar los terruños, parar los molinos, los tornos, los telares, descoyuntar el brazo del menestral. Muchos no sabían ya cómo ganar el sustento y salían a hurtarlo donde lo hallasen. Se vivía en la incertidumbre del bocado; el pan se hizo una presa.
Llegamos al Banco, atravesamos unos pasillos, penetramos en el salon donde se paga ... ¡Santísimo Sacramento! ¡Esto no es un Banco; esto es un mar de oro. Pero perdóname, lector: me es imposible terminar hoy la larga reseña de este día. Encomendándome á tu indulgencia, te envio á mañana. Día vigésimo segundo Banco de Francia. Consideraciones. Comida, Ocurrencia graciosa de un menestral.
Sirve á Dios y á la humanidad ¿quién lo duda? sin anhelarlo en el fondo de su conciencia, sin cifrar en ello una grande ilusion de su vida, aun cuando lo hiciera sin comprenderlo, D. José Salamanca seria de todos modos un aventajadísimo obrero de la civilizacion de un siglo, un laboriosísimo menestral de la historia: sirve á la humanidad y á Dios, todo genio sirve, dejaria de ser genio si no sirviera; pero su primera intencion no es servir, sino ser servido.
Palabra del Dia
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