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Ni un rayo del sol penetra bajo aquellas cúpulas sagradas donde vaga el genio de toda una raza, de toda una civilización extinguida.... A la derecha, entre pabellones de yedra y tupidos arbustos y colosales olmos, se destacan las murallas y los torreones de la línea interior de fortificaciones que separaba la Alhambra propiamente dicha de los vastos jardines de la ciudadela.

No le pareces sultana de belleza caprichosa: le pareces, más hermosa, antigua virgen cristiana... Soberana, al ver doblar tu cabeza sobre tu brazo a la noche, flor eres que cierra el broche para ocultar su belleza. ¡Como encierras y avasallas de tu pasado el blasón! ¡Bien lo dice el cinturón que te ciñen tus murallas!

Algo he leído en el claustro sobre esas nuevas máquinas de guerra, dijo Roger. Y á duras penas comprendo cómo una bombarda pueda lanzar pesada esfera de hierro á doble distancia que la alcanzada por la flecha del mejor arquero, y con fuerza suficiente á destrozar armaduras y batir murallas. Así es, en efecto.

Cercado por todas partes de berberiscos que devastaban sin cesar la Andalucía, se anonadó, y no pudo dar nunca un paso mas allá de tus murallas. Te vió con dolor abatida, devorada por el hambre, consumida por la peste; pero no fue capaz ni aun de procurarte pan teñido con la sangre de tus hijos.

Pero quien mandaba de veras eran los franceses, que querían para ellos todo lo del país, y quitaban lo de Anam para poner lo suyo, hasta que Anam vio que aquel amigo de afuera era peligroso, y valía más estar sin el amigo, y lo echó de una pelea de la tierra, que todavía sabía pelear: sólo que los franceses vinieron luego con mucha fuerza, y con cañones en sus barcos de combate, y el anamita no se pudo defender en el mar con sus barcos de junco, que no tenían cañones; ni pudo mantener sus ciudades, porque con lanzas no se puede pelear contra balas; y por Saigón, que fue por donde entró el francés, hay poca piedra con que fabricar murallas; ni estaba el anamita acostumbrado a ese otro modo de pelear, sino a sus guerras de hombre a hombre, con espada y lanza, pecho a pecho los hombres y los caballos.

Algunos desgraciados se dedicaban a recoger los últimos restos de sus casuchas para llevarlos a la ciudad. No se veía en el horizonte mas que la cintura de las murallas, que trazaba una línea obscura por encima de los caminos cubiertos. Aquello fue un rayo que cayó sobre la cabeza de Juan Claudio; durante algunos minutos no pudo articular una palabra ni dar un paso.

Por todas partes las altas cimas de las montañas, tristes y desnudas, los grupos y escalones de colinas pintorescas dominando angostos valles, y un paisaje de la mas hermosa melancolía, en el territorio español; mientras que el peñón británico hace contraste por sus rocas ennegrecidas y colosales, su pintoresca ciudad, sus alegres jardines, sus estupendas fortificaciones, sus puertos animados y sus numerosos navíos mercantes y de guerra anclados al pié de las murallas ó en el centro del golfo, blandamente sacudidos por las ondas de un verde cristalino admirable.

Aunque a contar de ese día no han vuelto fantasmas a peregrinar o correr aventuras por las murallas del hoy casi destruido Real Felipe, no por eso el pueblo, dado siempre a lo sobrenatural y maravilloso, deja de creer a pies juntillas que el fraile y la monja vinieron al Callao en tren directo y desde el país de las calaveras, por el solo placer de dar un susto mayúsculo al par de tagarotes que hacía centinela en el bastión del castillo.

Pues bien replicó el Sultán , sábete, amable Abu-el-Casín, que me voy enamorando de ese precioso Ben-Farding, y me desvivo por tenerle ya ante mis ojos. Toma una manga de cincuenta y cinco ganapanes y otra de setenta aljameles de los que portean cal y canto a las murallas que ahora edifico en Fajalans, y que me lo traigan aquí al punto, en el instante, dirigiendo mismo la maniobra.

Fernan Jiménez levantó un trabuco, y con él batió algunos dias lo que parecia mas flaco, pero tiraba piedras de tan poco peso, que no hacia daño en sus murallas fuertes, y muy levantadas. Arrimabanse escalas algunas veces, y todo fué sin fruto.