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Actualizado: 17 de septiembre de 2024


Muy cerca respondió el comandante . Pedro Santaló tenía una barca catalana que, habiendo dado a la vela para Cádiz, sufrió un temporal y naufragó en la costa. Todo se perdió, el buque y la gente, menos Pedro, que iba con su hija; como que a él le redobló las fuerzas el ansia de salvarla. Pudo llegar a tierra, pero arruinado; y quedó tan desanimado y triste, que no quiso volver a su tierra. Lo que fue labrar una choza entre esas rocas con los destrozos que habían quedado de la barca, y se metió a pescador.

El pescador no respondía. Tío Pedro continuó la tía María , don Modesto ya ha escrito dos cartas, y se han puesto en el correo, que dicen es la manera de que lleguen más presto y con más seguridad. ¡No vendrá! murmuró el enfermo. Pero vendrá su marido, y por ahora eso es lo que importa repuso la tía María. ¡Ella! ¡Ella! exclamó el pobre padre.

Calendal es sólo un pescador; el amor lo transforma en héroe... Para conquistar el corazón de su amada, la hermosa Estérelle, acomete empresas milagrosas, y los doce trabajos de Hércules son nada si se comparan con los suyos. Una vez, como se le ocurriera hacerse rico, inventa formidables artes de pesca y arrastra al puerto todos los pescados del mar.

Cuando la reina, su soberbia frente Quiere adornar con joya refulgente, De precio sin igual, Le dice al pescador: «Baja á los mares, Y róbale á sus genios tutelares La perla de sus urnas de cristal.» Y el pescador con ánimo sereno Del mar se precipita al hondo seno... ¡Al sepulcro talvez! Y por las frias ondas arrastrado Arranca su tesoro al mar airado, Que lleva de su reina ante los piés.

Porque figúrense ustedes que consigo hacer de esta samaritana una señora ejemplar y tan católica como la primera... figúrenselo ustedes...». Al pensar esto, Nicolás creía estar hablando con sus colegas. Tomaba en serio su oficio de pescador de gente, y la verdad, nunca se le había presentado un pez como aquel.

La mujer que los había contado recogió la mantilla y la desocupó en la gorra del pescador, murmurando hacia la que riñó con ella: Da gracias á la pena de esta infeliz, que si no.... ¿Qué se trae? preguntó el pescador á la reunión. Queso.... Vino.... Aguardiente.... Pan.... ¿Á quién hago caso yo?

El pescador había construido la cabaña con los despojos de su barca, que el mar había arrojado a la playa. Había apoyado el techo en la peña y cobijaba este una especie de gradería natural que formaba la roca, lo que hacía que la habitación tuviese tres pisos. El primero se componía de una pieza alta, bastante grande para servir de sala, cocina, gallinero y establo de invierno para la burra.

Marisalada tuvo un golpe de tos. El pescador se retorció las manos de angustia. Un resfriado dijo la tía María ; vamos que eso no es cosa del otro jueves. Pero también, tío Pedro de mis pecados, ¿quién consiente en que esa niña, con el frío que hace, ande descalza de pies y piernas por esas rocas y esos ventisqueros? ¡Quería! respondió el tío Pedro.

Han trascurrido siglos y siglos; pudo la brillante época de S. Fernando haber erigido en su lugar nuevas torres, y aun parecia necesario hacerlo; las basílicas sin embargo han subsistido con sus torres desmochadas, como en memoria de aquella tempestad terrible suscitada contra la verdadera que tronchó los sagrados mástiles de las naves del Pescador sin sumergir estas; y si alguna se ha reedificado, ha sido, como la de S. Lorenzo, en tiempos muy posteriores, sin temor de que atribuya nadie á una época misma el cuerpo de la iglesia y su torre.

2 El Señor DIOS juró por su Santidad: He aquí, vienen días sobre vosotros en que os llevará con anzuelos, y a vuestros descendientes en barquillos de pescador. 3 Y saldrán por los portillos la una en pos de la otra, y seréis echadas del palacio, dice el SE

Palabra del Dia

jediael

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