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La coloquíntida ¿podrá estar indicada en el asma esencial, puesto que ofrece entre sus síntomas una tos seca, opresion, sensacion de constriccion en el pecho y palpitaciones de corazon, aun por accesos?

Todas las noches al llevarle un vaso de agua azucarada podía observar, junto con el señor Le Bris, cómo disminuían la tos y la fiebre. Un día asistió al acto de desembalar una caja mucho mejor cerrada que la que él había traído de París. De ella vio salir un lindo aparato de cobre y de cristal, una pequeña máquina muy sencilla, y tan sugestiva, que al verla sentía uno no ser tísico.

Es un medio muy útil contra el eretismo febril y el estado nervioso de los tísicos, de las personas delicadas con piel seca y que la tos fatiga particularmente. =Dósis.= En semejantes casos el jarabe de ambar gris ó su tintura, tomada por gotas en un terron de azúcar, hasta la cantidad de diez á quince gotas en veinticuatro horas, son dósis convenientes.

Abrió el balcón de un puñetazo y el aire frío y húmedo le trajo la idea lejana de la realidad, y oyó la tos discreta de Petra, que aguardaba allí, detrás, clavándole los ojos en la nuca. Cerró el balcón don Fermín, volviose y miró con ojos de idiota a la rubia que enjugaba lágrimas villanas. «¿No necesitaba un instrumento para luchar, para hacer daño? Aquel era el único que tenía».

Como un petardo que estalla, así reventó en estrepitosa risa la Sanguijuelera, apretándose la cintura y mostrando sus dos filas de dientes semisanos. Se desbarataba riendo, y después le acometió una tos de hilaridad que le hizo suspender el diálogo por más de un cuarto de hora. Algo confusa, Isidora esperó a que su tía volviese en de aquel síncope burlesco para seguir hablando.

Pero aquí no hace frío, ¿eh?... Yo no lo tengo, ¡je, je!... Al contrario, siento un calor... Será porque los ojos de usted son dos calofer... caroli... Otra vez todavía acometió la palabra caloríferos sin lograr dar cima a la empresa. Para disimular su impotencia fingió un golpe de tos. Su rostro violáceo adquirió cierta semejanza interesante con el de un ahorcado.

Torné a acostarme, y a los pocos momentos, se repitió el suceso con idénticos resultados, y dos y tres veces más, hasta que llegué a suponer que el hombre se hallaría en algún apartado rincón del corredor, el cual, por ser abovedado, transmitiría el eco de la tos, haciéndola oírse como si fuese en la puerta misma de mi alcoba.

Toledo, impacientándose por la modestia del joven, explicaba sus heridas. Las tenía de todas las épocas. Unas eran de combatiente moderno, producidas por cascos de proyectil explosivo, por balas de fusil de repetición, y hasta aquella tos que cortaba de vez en cuando sus palabras la debía á los gases asfixiantes.

Sin embargo, Lady Clara se dignó acogerlo con amable sonrisa y con una mirada de sus peligrosos ojos, y el coronel, con una tos forzada y pavoneándose, se colocó a su izquierda. El camino está expedito dijo el coronel. Galba ha ido a Dutch Flat de paseo; no hay en la casa más que el chino y no debe usted temer molestia de ningún género.

Por la mañana levantábase agotado, cansado, con las piernas hinchadas y un dolor horrible en todo el cuerpo, y tosía terriblemente durante horas y horas. ¡Qué! ¿Cómo se encuentra usted hoy? le preguntaba el doctor, sentándose a su lado en la cama. Pomerantzev, esforzándose en contener la tos, respondía: Me encuentro admirablemente. ¡Nunca me he sentido tan bien!