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La gran masa del museo se compone de mamarrachos abominables, en lienzo, en tabla ó en estatuas, procedentes de las sacristías de muchos conventos, cuyos moradores, á lo que parece, no se preocupaban sino con la representacion material de Cristo, la Virgen, los santos, los judíos, etc., sin cuidarse del interes divino de la religion ni del social del arte, excluido del feticismo bárbaro de las poblaciones.

Quiso el mercader seguirla para averiguar dónde moraba y quién era; pero la dama había desaparecido en el laberinto de las estrechas calles. Pintaría luego la novela el furioso enamoramiento de Abu Hafáz y su desesperación durante cinco o seis días, a pesar de mil cuidados y misteriosos asuntos que le preocupaban y ocupaban.

Juan, no te quejarás de Madrí dijo el Nacional .Te has hecho con el público. Pero Gallardo, como si no le oyese y deseara exteriorizar los pensamientos que le preocupaban, contestó: Me da er corasón que esta tarde va a haber argo. Al llegar a la Cibeles se detuvo el coche. Venía un gran entierro por el Prado, camino de la Castellana, cortando la avalancha de carruajes de la calle de Alcalá.

De modo, pues, que se encontraba entre los cazadores ardientes que iban adelante, que se preocupaban poco de lo que sucedía detrás de ellos y los retrasados, que lo mismo podían pasar muy lejos y muy cerca del sitio en que había caído Relámpago.

Al llegar las vendimias con el mes de Septiembre, los ricos de Jerez se preocupaban más de la actitud de los jornaleros que del buen resultado de la recolección.

Sus ojos, que todo lo contemplaban de color escarlata, acabaron por distinguir unas caras negras y otras blancas... Eran los descargadores militares y civiles, alarmados por el aspecto de un hombre que corría como un loco. Lanzó una maldición al verse detenido. Con el instinto justiciero de las multitudes, estas gentes sólo se preocupaban del agresor, dejando libre al que huía.

Se había mostrado fuera del castillo, no tomándose siquiera la molestia de explicar o excusar su ausencia. El tiempo apremiaba. Por una parte me preocupaban los rumores e investigaciones de que he dado cuenta, con motivo de la desaparición de Raséndil; y por otra, sabía que mi ausencia de la capital ocasionaba vivo descontento.

Quilito y Jacinto, dos capitalistas con más agujeros en los bolsillos que moneda sonante, no se preocupaban de estas historias; si la guerra es así y la vida es así: el soldado no huye, ni abandona el fusil, porque el compañero cae y las balas silban... Adelante; el camino es corto y el premio a conseguir brillante; ofuscada la mente por la visión de fortunas instantáneas, iban derecho al enemigo, sin temor al fuego ni a la muerte.

Quedaban aún muchos seres de una mentalidad limitada, semejante á la de los hombres primitivos, que sólo se preocupaban de sus personas ó, cuando más, de sus familias. Cada uno de ellos concibe la vida como si su individualidad fuese el centro del universo, no interesándole más que lo que ve y lo que toca.

Con este motivo el contrabandista contaba una peregrina historia; afirmaba haber descubierto al poner las vigas, en el fondo de una hendedura, una lechuza blanca como la nieve, ciega y escuálida, copiosamente abastecida de musarañas y murciélagos. Por esto, Marcos la había denominado la abuela de la comarca, suponiendo que todos los pájaros se preocupaban de alimentarla, a causa de su mucha edad.