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El hombre, obrero de París que tal vez cantaba un mes antes la Internacional, pidiendo la desaparición de los ejércitos y la fraternidad de todos los humanos, iba ahora en busca de la muerte. Su mujer contenía los sollozos y le admiraba. El cariño y la conmiseración le hacían insistir en sus recomendaciones.

Inventáronse mentiras como castillos para explicar el misterio de su vuelta, el retiro en que se dio a vivir, la tremenda pesadumbre que nublaba el rostro del tío Joaquín González, la desaparición del marido, y tantas y tantas cosas que a escándalo y drama conyugal transcendían.

Tengo, pues, que prever con firmeza mi próxima desaparición... No se aflija usted, amigo mío... Harto sabe usted que este accidente de la muerte es inevitable y que lamentarse por esa ley de la Naturaleza es tan vano como lo sería el llorar diariamente cuando viene la noche. He cumplido sesenta y ocho años, he pasado del término medio de las vidas humanas, y no tengo derecho a quejarme.

Con acento irónico, aunque templado o velado por el respeto exclamó entonces fray Domingo: Sin duda que a fin de que la revelación no haya sido a medias, el duende habrá pronosticado a vuestra reverencia el punto y la hora de su desaparición y de la aparición del mancebo. que me lo ha pronosticado respondió fray Antonio.

Si la gente no se preocupa por preservar los idiomas, el internet y la globalización que lo acompaña acelerarán considerablemente su desaparición. Pero si la gente se preocupa verdaderamente por preservarlos, el internet constituirá una ayuda irreemplazable." = El Ethnologue

Dos días creyó Frígilis tenerla engañada, atribuyendo la desgracia a un accidente de la caza. Pero Ana creía la verdad, no lo que le decían; la ausencia de Mesía y la muerte de Víctor se lo explicaron todo. Y una tarde, a los tres días de la catástrofe, en ausencia de Frígilis, Anselmo entregó a su ama una carta en que don Álvaro explicaba desde Madrid su desaparición y su silencio.

Cerró la puerta, apagó la luz y se bajó a su casa, sentándose poco después a la mesa con la tranquilidad que otras veces. Pero apenas se habían sentado llegaron las criadas de Carlota con la noticia de la desaparición del niño. Alarmose la casa vivamente. D.ª Carolina corrió desalada a la de su hija. D. Pantaleón se vio precisado a acompañarla.

La desaparición o pérdida del precioso objeto, documento o lo que fuese, encerrado dentro de la bolsita de gamuza, que el muerto había conservado tan cuidadosamente durante tantos años, era ahora, por sola, una circunstancia muy sospechosa, mientras las vagas pero firmes aprensiones de Mabel, que no quería o no podía definir, habían despertado en nuevos recelos sobre la muerte de Burton Blair, recelos que me hacían pensar que había sido víctima de una infamia.

De repente, el labriego, dominado por el terror, echó á correr, como si temiera que el riachuelo de sangre le ahogase al desbordarse. Antes de terminar el día circuló la noticia como un cañonazo que conmovió toda la vega. ¿Habéis visto el gesto hipócrita, el regocijado silencio con que acoge un pueblo la muerte del gobernante que le oprime?... Así lloró la huerta la desaparición de don Salvador.

Después dijo: Dios me justificará; nada respecto de la presencia de mi cuchillo en ese sitio, ni de la desaparición del dinero. Registradme, registrad mi casa: no encontraréis más que tres libras esterlinas y cinco chelines, fruto de mis economías, suma que poseo desde hace seis meses, como William lo sabe.