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Actualizado: 12 de septiembre de 2024


El señor de Avrigny no había salido desde el día anterior de la habitación de su hija. En la escalera tropezose Amaury con Antonia, que se dirigía a su cuarto y tomándole la mano la besó en la frente sonriendo. Su tranquilidad asustó a la joven, que le siguió con la vista hasta que él hubo entrado en su aposento.

Sólo estando muy cerca de ella, como estaba el sobrino de Coletilla en aquel momento, era posible oír aquellas palabras. ¡Soy muy desgraciada! repitió con un rumor débil, sordo, apagado, como esos murmullos de rezo que turban en las horas de tranquilidad el profundo silencio de las catedrales.

El siete de oros al revés dice que has de pasar muchas desazones que te harán perder el sentío; pero si logras tener calma y no haces un disparate, el siete de espadas que está á su lado te anuncia esperanza: harás las paces con Soleá y disfrutarás de tranquilidad... No durará mucho la paz, porque este as de bastos dice que pronto tropezarás y caerás otra vez.

Pasaba las noches en la catedral con la misma tranquilidad que si estuviera en el claustro, alto, habituado a aquel silencio de cementerio.

La República Argentina tiene, por fortuna, tanta riqueza que explotar, tanta novedad con que atraer los espíritus después de un Gobierno como el de Rosas, que sería imposible turbar la tranquilidad necesaria para ir a los nuevos fines. Cuando haya un Gobierno culto y ocupado de los intereses de la nación, ¡qué de empresas, qué de movimiento industrial!

No concurrían á ellas más que hombres y en vano algunas señoras de la alta sociedad, atraídas por los relatos que oían, quisieron ser invitadas. Se mantuvo la consigna y los secuaces de Epicuro que frecuentaban la casa del magistrado no vieron turbada su tranquilidad por la intervención de las mujeres.

La penitente se quedó muy gozosa, y el día que hizo la comunión se observó con una tranquilidad que nunca había tenido. La despedida de las monjas fue muy sentida. Fortunata se echó a llorar. Sus compañeras Belén y Felisa le dieron besos, regaláronle estampitas y medallas, asegurándole que rezarían por ella. Doña Manolita mostrose envidiosa y desconsolada.

Popito, satisfecha de las promesas del gigante, habló con más tranquilidad. Las nuevas recién llegadas eran malas para el gobierno. Los hombres habían suprimido la dominación de las mujeres en catorce Estados; la agitación iba en aumento en toda la República. Sin embargo, gentleman, yo no tengo el entusiasmo ciego de Ra-Ra, y veo más claramente que unos y otros.

Su esposa no podía tolerar el desenfado de las sobrinas, y Pablo, el hijo mayor, el favorito de la madre, apoyaba sus protestas contra aquellas parientas que venían a turbar la tranquilidad de la casa, como si con ellas trajesen un olor, un eco, de las costumbres del marqués. ¿De qué te lamentas? decía don Pablo aburrido. ¿No son tus sobrinas? ¿No son sangre tuya?...

Luego, cruzando el Baztan y salvando el Tourmalet, bajaremos al delicioso valle de Campan, paraíso terrenal que nos conducirá a Bagnères de Bigorre, donde, si estás fatigado y deseas encontrar la tranquilidad y la dicha, es preciso que te detengas y te entregues al descanso. Esto es lo que yo hice.

Palabra del Dia

jediael

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