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¡Ah!, esto está perdido murmuró Jacinta en los respiros que las caricias de su marido le dejaban, ahogándola... . Mira, estate quieto y no me sofoques. No tengo yo gana de bromas. Vamos al caso, niñita mía. Para que yo te cuente lo que deseas saber, es preciso que me cuentes antes a otra cosa.

Veo que alambicas demasiado y te complaces en atormentarte y en crear obstáculos para lo que más deseas. ¿Y quién te afirma que lo deseo?

No pareces hermana de un redactor de La Independencia... Escríbele, , porque yo, Dios sabe cuándo podré coger la pluma. ¿Y qué le digo? Lo que quieras. Bien; le diré que la quieres mucho y que deseas casarte con ella a escape. ¡Eso; y que es más guapa que la virgen del Carmen! Calla, bruto. Voy ahora mismo, no sea que te vuelvas atrás.

''Mañana, creo yo -dije-, porque está aquí un bajel de Francia que se hace mañana a la vela, y pienso irme en él''. ¿No es mejor -replicó Zoraida-, esperar a que vengan bajeles de España, y irte con ellos, que no con los de Francia, que no son vuestros amigos? ''No -respondí yo-, aunque si como hay nuevas que viene ya un bajel de España, es verdad, todavía yo le aguardaré, puesto que es más cierto el partirme mañana; porque el deseo que tengo de verme en mi tierra, y con las personas que bien quiero, es tanto que no me dejará esperar otra comodidad, si se tarda, por mejor que sea''. ''Debes de ser, sin duda, casado en tu tierra -dijo Zoraida-, y por eso deseas ir a verte con tu mujer''. ''No soy -respondí yo- casado, mas tengo dada la palabra de casarme en llegando allá''. ''Y ¿es hermosa la dama a quien se la diste?, dijo Zoraida.

Ya estoy despierta exclamé, incorporándome rápidamente. ¿Deseas casarte, Reina? ¡Si deseo casarme! ¡Vaya con la pregunta! Ya lo creo, y lo más pronto posible. Amo a los hombres, los quiero mucho más que a las mujeres, excepto cuando las mujeres son tan lindas como . No se debe decir que se ama a los hombres dijo Blanca con tono severo. ¿Por qué?

¿Crees preguntó Jacques que Beatriz querrá a mi hija, que se portará bien con ella? ¿Por qué suponer lo contrario? ¡Es verdad!... ¿De manera que tu tía me permite que lleve la niña a los Genets? No sólo lo permite, lo desea. De nuevo quedaron en silencio. Y bien, querido maestro, ¿es cuanto deseas que yo te diga?

Si ésa es tu voluntad, hágase lo que deseas; yo apruebo en todo tu plan dijo el doctor, enternecido. Cuida esta casa, que desde hoy es tuya, y quédate en ella con todos nuestros criados, que tanto te quieren, y con la señora Braun, que te ayudará a dirigirla, como lo hacía en vida de Magdalena.

Acaso no los apruebe, y sea el recuerdo mío motivo de disgusto para y para él. Ya me dirás eso que te apena, Linilla, Linilla mía, dime: ¿tienes secretos para ? Dímelo, dímelo. Ya me imagino lo que es: alguna niñería.... No dirás ahora que no te escribo como deseas. El día que no me escribas como sabes hacerlo, yo, a mi vez, te he de castigar, y ¡pobre de ! «¡Adiós, bien mío!

Me dejó completamente libre para elegir y se contentó con mis razones sin pies ni cabeza, para rechazar a mis pretendientes. ¿Y no eras la que tenías tanta prisa por casarte, Reina? me preguntó Blanca. No me casaré, si no encuentro lo que deseo. ¡Ah! ¿y qué deseas? No lo aún respondile con la garganta oprimida. Blanca me tomó la cara con ambas manos y me miró con atención.

Se dejó acariciar el marqués, sonriendo humildemente, con una expresión de gratitud que recordaba la de un perro fiel y bueno. Elena acabó por separarse de su marido; pero antes de salir de la biblioteca hizo un gesto como si recordase algo de poca importancia, y detuvo su paso para hablar. ¿Tienes dinero?... Cesó de sonreir Torrebianca y pareció preguntarle con sus ojos: «¿Qué cantidad deseas