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D. Cristóbal de Moura, hidalgo portugués, que a la edad de catorce años entró en calidad de menino al servicio de la princesa doña Juana, conquista la estimación, la confianza y el afecto de aquella egregia señora, la sigue desde Portugal a Castilla, desempeña por su mandado muy difíciles comisiones y muestra en todo rara discreción y singular destreza y tino.

A los catorce años emigraba de Albany, su ciudad natal, para California, en busca de mejor fortuna. Era en la época de la fiebre del oro, y una verdadera corriente humana se precipitaba en los valles de este territorio en busca de Eldorado con su relativo Pactolo. Era por lo general la hez del mundo esta que iba a la conquista del Vellocino.

José de Cañizares, nacido en Madrid en 1676 y muerto en el mismo lugar en 1750, comenzó á escribir para el teatro cuando contaba sólo catorce años, continuando en esta ocupación durante su larga vida, con la misma fecundidad, característica desde un principio, de los dramáticos españoles. Pasan de 80 sus comedias impresas.

Estábamos hablando cuando entró, acompañada de una criada vieja, la hija de doña Hortensia, Dolorcitas, una muchachita de catorce o quince años, preciosa. Don Ciriaco estuvo con ella como un viejo galante de la corte de Versalles. Dolorcitas se parecía a su madre; pero era más pequeña de estatura, de ojos más negros y de tez algo más morena.

A los catorce años era Gonzalo un muchacho espigado y robusto, que estudiaba en el colegio privado de Sarrió la segunda enseñanza y se examinaba todos los años en la capital, obteniendo ordinariamente la calificación de bueno y una que otra vez, muy rara, la de notablemente aprovechado.

-Pues venid, doncella -dijo el paje-, y mostradme a vuestra madre, porque le traigo una carta y un presente del tal vuestro padre. -Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió la moza, que mostraba ser de edad de catorce años, poco más a menos.

Hasta que tuve catorce años, me criáron en un palacio al qual no hubieran podido servir de caballeriza todas las quintas de barones tudescos, y era mas rico uno de mis trages que todas las magnificencias de la Vesfalia. Crecia en gracia, en talento y beldad, en medio de gustos, respetos y esperanzas, y ya inspiraba amor.

En cuanto divisó a Tristán se precipitó hacia él y cayó en sus brazos llorando de alegría: ¡Hemos triunfado! Ya que has salido siete veces a escena... Si yo hubiera estado en el teatro me dejo cortar las manos si no sales catorce. ¿Pero es de veras que has estado preso? Ya lo creo, por haber querido explicar el argumento a un tío que no comprendía por qué gustaba tu obra.

Para el convento de Monte Sión ejecutó Castillo, de vuelta en su ciudad natal, catorce lienzos, siendo este templo el que llegó á reunir más producciones del pintor objeto de estas líneas.

19 Y los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20 Y nacieron a José en la tierra de Egipto Manasés y Efraín, los que le dio a luz Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. 22 Estos fueron los hijos de Raquel, que nacieron a Jacob; en todas, catorce almas. 23 Y los hijos de Dan: Husim. 24 Y los hijos de Neftalí: Jahzeel, y Guni, y Jezer, y Silem.