United States or Greece ? Vote for the TOP Country of the Week !


En la iglesia se arrodilla siempre próxima al presbiterio, y jamás se ha visto á una taga-bayan sin su correspondiente devocionario y su rosario de coral, plata ó nácar. Casi todas han estado en colegio, saben leer, escribir y bordar, un poquito de música, y hasta algunas se permiten rimar un cundiman, dedicado á alguna amiga, el día de su santo.

El colegio cuenta con un magnífico local, excelentes profesores, muy buena alimentacion, sabio sistema, condiciones de higiene, prácticas admirables, y en fin, cuanto desearse puede. Los ciegos aprenden música é idiomas, entre las diferentes asignaturas que componen la enseñanza; el colegio cuenta con muy buenas máquinas para enseñar la música, siendo verdaderamente una institucion admirable.

Grande, espaciosa, con dos pisos entresuelos provistos de elegantes rejas, parecía un colegio en las primeras horas de la mañana y un pandemonium de las diez en adelante. Durante las horas de recreacion de los pupilos, desde que se entra en el espacioso zaguan hasta que se llega al piso principal, bullen la risa, la algazara, y el movimiento.

Al aparecer Fernanda en sociedad, y aun antes, cuando era una zagalita que iba con la criada al colegio, produjo su figura, su elegancia y sobre todo la amenaza de los seis millones que iban a caer, andando el tiempo, en su regazo, una verdadera explosión de entusiasmo.

Había visitado la pequeña ciudad de provincia en cuyo colegio había pasado su adolescencia, y después había ido a Brianza, el país de las rosas, donde había transcurrido parte de su juventud, donde estaban sepultados los suyos.

Las dos hijas estuvieron hasta los catorce años en un colegio y Rafaelito fue dedicado al estudio, pues doña Manuela v quería hacer de él una lumbrera médica como su padre. Estas predilecciones irritaban a don Juan, que había sentido un afecto fraternal por su primer cuñado, trabajador infatigable como él y amigo del ahorro. Además, Juanito era su ahijado.

Mauricio no volvió al colegio. Fortunato había llegado á la edad en que el hombre siente placer en vivir dentro de su casa á condición de no estar en ella enteramente solo, y gracias á su hijo adoptivo, encontró el atractivo que podía conducirle al hogar y retenerle en él. Al niño debió, pues, la rectitud de su vida, la seriedad de sus pensamientos, la dignidad sonriente de su madurez.

Mira, Fernandito, vida mía; te he dicho que no hables en ninguna parte... Eso no es cuestión de clima. ¿Te enteras?... De modo que mañana vuelves al colegio y le dices a ese señor rector, de mi parte, que yo no permito que Paquito comulgue sin estar convenientemente preparado... ¡He dicho!

Sus primeros amores fueron con una emperatriz. El tenía diez años y la emperatriz seiscientos. Su padre, don Esteban Ferragut tercera cuota del Colegio de Notarios de Valencia , admiraba las cosas del pasado.

Si alguna tarde lograba escaparse y subir a las boardillas, se entretenía en tirar cáscaras de nueces a los balcones de Nazaria que fronteros de la fachada del colegio estaban, o en disparar peladillas contra la cojuela, que solía sentarse por las tardes en la puerta de la carnecería, templum mantecationis.