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Es portentosa la multitud de pajarillos que alegran estos campos y alamedas. Yo estoy encantado con las huertas, y todas las tardes me paseo por ellas un par de horas. Mi padre quiere llevarme a ver sus olivares, sus viñas, sus cortijos; pero nada de esto hemos visto aún. No he salido del lugar y de las amenas huertas que le circundan. Es verdad que no me dejan parar con tanta visita.

Treinta años ha que viene: todas las tardes juega su partida de ajedrez: todas las tardes se la ven jugar aquellos cuatro originales que tiene en derredor: ni él hace más en la vida, ni ellos ven otra cosa. Eso es lo que se llama aislarse en medio del mundo. ¿Quién es aquél que cruza por aquella esquina? ¡Bello muchacho!

Se introdujo en el grupo para saber de lo que se trataba. Solía por las tardes ir a dormir la siesta a la Mata, debajo de una gran acacia, y se placía extremadamente en escuchar horas enteras los gorjeos de los pájaros, los rumores de los árboles, el canto de los insectos.

Abrió la puerta del salón y con la misma tranquila seguridad de ocho días antes en el salón de la señorita Guichard, dijo: Buenas tardes, mi querida prima ... bien venida á mi casa. Clementina, de pie y contraída, esperaba el choque, y aquella acogida cortés, después de tantas villanías hechas por ella, la desconcertó.

Cerca de la ventana permanecía arrollado el jergón con su almohada y sus sábanas, cama rústica que Margalida o su madre hacían todas las tardes. Jaime dormía allí con más tranquilidad que en su palacio de Palma.

Tenga mucha fe en Nuestro Señor Jesucristo, en su Santa Madre María y en nuestro poderoso patrón San José, y con estas ayudas crea que todo le saldrá bien, y si no es en la tierra, será en el cielo... Buenas tardes, señor de Maltrana.

Por las tardes se reunían en su casa los admiradores de su ciencia histórica: varios señores retirados de la magistratura, del comercio ó de las armas, que en vez de entretenerse coleccionando sellos, se habían dedicado á la arqueología provincial.

Buenas tardes, Belarmino habló el dominicano, modulando las notas más nítidas y cariciosas de su flautín laríngeo . Entraba y salía. Entraba en tu aposento y salía de mi residencia. Salía de mi distracción y entraba en mi acuerdo. El Padre Alesón hablaba ahora en este estilo conceptuoso y envuelto, para dar por el gusto a Belarmino y granjearse su afecto.

Todas las tardes pasaba horas enteras visitando las obras del Ensanche, las reformas que el Municipio emprendía en los caminos vecinales.

Y, en efecto, al poco rato se acercó al costado del vapor un bote, y dentro de él una joven que manejaba los remos con singular maestría. En Pasajes, el servicio de los esquifes que trasportan la gente de un punto a otro de la bahía está a cargo de mujeres. Buenas tardes, D. Isidoro y la compañía. Ahí te entrego ese señorito, Úrsula. Cuidado lo que haces con él. Úrsula sonrió sin escandalizarse.