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El primero traía aretes de coral; el segundo, varias sortijas adornadas con las vistosas piedras que fabricaban en Venecia los margaritaios. El viejo entregó un bolsillo de cuero henchido de monedas, diciendo: Su señoría puó contar. Son ciento cincuenta. No he menester respondió Ramiro guardando el talego.

Tranquilizados por la seguridad de que estaban en comunicación con el yate, avanzaron á lo largo de los arrecifes para alejarse de la zona peligrosa y poner el mayor espacio posible entre ellos y sus perseguidores probables. Se encontraban entonces en las rocas. Una especie de promontorio avanzaba en el agua, formando una lengua de coral golpeada por todas partes por las olas.

Estas alhajas sueltas son las que han ido llegando a mis manos, como llegaron otras semejantes a las de tu padre, por herencia de nuestros mayores, menos unas Pocas, estas arracadas de oro, y estas gargantillas de coral, y este relicario de plata con piedras finas, que le regalé yo a mi pobre mujer cuando nos casamos, y tuvo empeño en legármelos a su muerte.

Pues nada, que saqué los regalos: dos cortes de vestido para ellas, dos piezas de lienzo blanco para mi madre, unos pendientes de coral para la chica, una petaca y una cadena de plata para él, todo lo que llevaba... Me dieron el mejor cuarto de la casa, no me preguntaron palabra de cómo ni de qué vivía y me trataron lo mejor que pudieron. ¿Y fue gente del pueblo a verte? ¿Y qué les decían?

Del Uruguay dos gigantescos brazos Oprimen su cintura en derredor, Como tu talle esbelto y delicado Circuye en torno el brazo del amor. Esconde la rivera entre sus guijas Las perlas con el nacar y el coral, Como atesora tu alma rica y bella De angélicas virtudes un caudal.

Á lo lejos se veía la maleza que llegaba hasta cien metros de las rompientes y unos bancos de coral cubiertos por espesa vegetación de algas daban al agua un tinte de esmeralda. ¡Mira! dijo Tragomer enseñando á Jacobo la extensión del mar... ¡El yate! El humo negro de las chimeneas culebreaba en el cielo al cruzar el navío á un kilómetro de la costa, como estaba convenido.

El pájaro cayó como fulminado y rebotó con sordo ruido sobre la seca tierra de la viña. Era un magnífico macho de perdiz, de color vivo, rojos y duros como el coral el pico y las patas, armado de espolones como un gallo, casi tan ancha la pechuga como la de un pollo cebado. Caballero me dijo el señor Domingo adelantando en dirección a nosotros, excuse el haber tirado sobre la muestra de su perro.

Dicha gota ¿será el infusorio, la mónade primitiva que agitando y vibrando no tarda en convertirse en vibrador; el que, de escalón en escalón, pólipo, coral ó perla, llegará, tal vez, en el transcurso de diez mil años á la dignidad de insecto?

De súbito acudió a la mente de Urashima la idea de que el Palacio del Dragón, allende los mares, con sus muros de coral y su fruta de rubíes, y sus dragones con colas de oro, había de ser parte del país de las hadas, donde un día es más largo que un año en este mundo, y que sus tres años, en compañía de la Princesa, habían sido cuatrocientos.

Así como hay pescadores de arenques, de ballenas y de focas, hay pescadores de trépang, los cuales todos los años, en la estación propicia, llegan desde los puertos más lejanos hasta las aguas del estrecho de Torres, del mar de Coral o del golfo de Carpentaria.