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Actualizado: 23 de octubre de 2025


De este defecto adolecen y han adolecido siempre en España los particulares y el Estado. En tiempo de Felipe II, cuando estábamos en la cumbre de la prosperidad, cuando dominábamos y despojábamos tantas regiones, cuando La tierra sus mineros nos rendía, Sus perlas y coral el Océano;

Por este medio truecan el agua en desalada y más ligera, si bien movible y corriente. En los poderosos laboratorios de organización animal, tales como el del mar de las Indias y el del mar de Coral, esa fuerza, menos visible en otros sitios, se aparece como es: inmensa.

No puede darse el nombre de cuenca al círculo indeterminado del enorme Océano Austral, que ni tiene límite ni playa, que sólo hacia el Norte rodea el mar de la India, el mar de Coral y el Pacífico. El Océano Austral por solo, es mayor que todos los mares juntos, pues cubre casi la mitad de la superficie del globo. Según toda apariencia, su profundidad corre parejas con su extensión.

Era sana como un coral, muy ingenua, sobre todo, y diligente y animosa. Pintaba un poco, tocaba regularmente el piano y leía con gusto los buenos libros de imaginación. No era una artista; pero sentía y saboreaba el arte a su manera. ¡Y el bendito de su padre, sin acertar a leer lo que estaba tan a la vista en aquel libro tan abierto!

Por debajo de estas formas transparentes y frágiles que quemaban cuanto tocaban, atreviéndose á capturar presas mucho más grandes que ellas, extendíase en jardines la llamada «flor de sangre», el coral rojo, y especialmente el astroides, formando con sus corolas una alfombra de color anaranjado.

De un color de rosa de coral se le teñían las mejillas, y el ónix de México no tuvo nunca mayor transparencia que la tez fina de Sol, en aquella mañana de ventura en la naturaleza. ¡Ay! la buena Ana sonreía mucho, pero había olvidado levantar de su falda el cuaderno de notas.

Los colores poco sobreviven, pues la mayor parte se disuelven y desaparecen. Aun las mismas madréporas sólo dejan su base, que diríase inorgánica, siendo no obstante la vida condensada, solidificada. Las mujeres, que tienen ese sentido mucho más delicado que nosotros, no se han engañado, presintiendo aunque confusamente que uno de dichos árboles, el coral, era una cosa viva.

Formaba el coral rojos bosques inmóviles en el zócalo submarino de las islas Baleares y en las costas de Nápoles y África. El ámbar gris se encontraba en los acantilados de Sicilia. Las esponjas crecían en las aguas tranquilas al abrigo de los peñascos de Mallorca y de las islas griegas.

Estas sustancias, además, se han empleado en todos tiempos, tales como el polvo del coral, de los huesos, de la nácar de perla, de las cáscaras de huevos, de las conchas de ostra, de diversas concreciones, de los ojos de cangrejo y el agua de cal, atribuyéndolas antiguamente eficacia en un gran número de enfermedades, cuales son: fiebres intermitentes con hinchazon mas bien edematosa del hígado y bazo, leucoflegmasías, escorbuto, dartros, sarna, úlceras atónicas, escrófulas, infartos lácteos, leucorreas y enfermedades del útero, edemas, cánceres, infartos articulares, artritis, coqueluche, hidrofobia, cálculos vesicales, acedías del estómago, marasmo, fiebre verminosa y gonorrea antigua.

Palabra del Dia

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