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Apenas han transcurrido dos años desde que se empezaron á echar sus cimientos, y ya se levanta la cuadriforme ciudadela del Islam por encima de las alamedas del rio, emparejando en altura con el severo alcázar de Rodrigo , y descollando entre las construcciones de la antigua ciudad romano-visigoda, recientemente decorada con sutiles alminares en que tremola la bandera blanca de los Umeyas, á la manera que descuella el casco de un magestuoso navío aun no aparejado entre las empavesadas góndolas de un puerto de mar.

El terrible instante se aproximaba. La ansiedad era general, y no digo esto juzgando por lo que pasaba en mi espíritu, pues atento a los movimientos del navío en que se decía estaba Nelson, no pude por un buen rato darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. De repente nuestro comandante dio una orden terrible. La repitieron los contramaestres.

Poco a poco, el casco del navío se fue hundiendo, fuera del agua no quedaba más que el palo de mesana, el único que había quedado en pie, aislado sobre el agua, y que alumbraba como una antorcha fúnebre... después el palo desapareció para elevar un momento aún su blandón inflamado; pero bien pronto el agua se atorbellinó a su alrededor y no se vio más que un ligero humo rojizo, después nada... nada más que la inmensidad... la noche...

Esto era obrar como buen diplomático, porque, después de todo, ¿qué es la diplomacia? El arte de perdonar las injurias tan pronto como han quedado vengadas. »Gu-Ly y sus cómplices fueron a comer a bordo de la Náyade. Los postres fueron interrumpidos por un incendio magnífico; el navío ardía como una cerilla.

39. Cuando sucedian estas cosas con menos felicidad en los límites de los Portugueses, se esparcian en las ciudades de los Españoles nuevas amenazas y nuevas mentiras. En 28 de Febrero habia llegado el navio llamado la Aurora, y tomó puerto, dando noticia del obstinado

La catedral destacaba sobre el azul del cielo sus botareles y arcadas, como un navío de piedra con la arboladura desmochada que hubiesen arrojado las olas entre la ciudad y la costa. Más allá del templo, el antiguo alcázar de la Almudaina mostraba sus rojas torres morunas.

Ninguno volvió a tierra, ni se acomodó de más vestidos de aquellos con que había entrado en el navío, en el cual, sin repartir los oficios, todos servían de marineros y de pilotos, excepto yo, que fuí nombrado por capitán por gusto de todos.

Sonaban penosos ronquidos, respiraciones jadeantes, cortando con su estertor animal el augusto silencio de la tarde. Parecía recogerse el mar, adormecido igualmente, sin otro rumor que el del roce de sus espumas en los flancos del navío. Un crujir de pasos sobre la madera hacía entreabrir algunos ojos, que tornaban a cerrarse apenas se alejaba el paseante importuno.

Entonces vendréis con la chalupa de vapor á pasar por la isla, lo más cerca posible, en cuanto cierre la noche, lo que es aquí obra de algunos minutos... Nosotros nos echaremos al mar y llegaremos á nado á la embarcación. Si grito, forzaréis la velocidad hacia nosotros, pues será que estemos en peligro. En pocos instantes se decidirá nuestra salvación ó nuestra pérdida. ¿Y el navío?

Llenó del gran bagel el gran vacio El gran FRANCISCO DE RIOJA al punto Que saltó de la nube en el navio. A CHRISTOVAL DE MESA vi alli junto A los pies de Mercurio, dando fama A Apolo, siendo dél propio trasunto. A la gavia un grumete se encarama, Y dixo á voces: la ciudad se muestra Que Genova del dios Jano se llama.