Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de julio de 2025
Sonaba la música en el inmediato corredor, junto a la puerta del camarote. «Hoy es domingo», pensó, en la torpeza del despertar. Pero una extrañeza repentina disipó las últimas brumas de su sueño. Hizo un rápido cálculo de días. No, no era domingo. Además, la música sonaba alegremente una especie de diana de caballería que no podía confundirse con el solemne coral luterano.
Bajo el fulgor de las primeras estrellas los soldados se agrupaban como orfeonistas, formando con sus voces un coral solemne y dulce, de religiosa gravedad. Encima de los árboles flotaba una nube roja que la sombra hacía más intensa. Era el reflejo del pueblo, que aún llameaba. A lo lejos, otras hogueras de granjas y caseríos cortaban la noche con sus parpadeos sangrientos.
Sus azules ojos de vidrio brillaban inmóviles con más fulgor que la pupila humana. Sus cabellos, de suavísima lana rizada, podían compararse, con más razón que los de muchas damas, á los rayos del sol; y las fresas de Abril, las cerezas de Mayo y el coral de los hondos mares, parecían cosa fea en comparación de sus labios rojos.
Al fin del auer costumbre de escupir en la cara al que le toma el mal de gota coral por remedio. Quienes tengan esta virtud ó no, aueriguenlo los ordinarios, porque muchos de los que se dizen ser saludadores, son embaydores y gente perdida».
Como buzo que baja en busca de coral y de perlas al fondo de los mares, hundió su mente en la íntima contemplación de su propio ser, buscando allí la raíz por donde estaba asido y como pendiente de lo infinito. Tampoco así halló nada, sino obscuridad vacía y lúgubre. Volvió el pensamiento de Fray Miguel al mundo exterior.
Tragomer echó en torno una rápida ojeada y vió en el mar la lancha que traía á Jacobo la salvación y detrás, en las rocas, la fuerza armada pronta á todas las violencias para recobrar al preso. La barca estaba separada de la punta de coral por unos mil doscientos metros. La elección no era dudosa.
Después, rápido, se revolvió... y yo me estremecí a mi pesar... La segunda vez, me dijo con la misma voz, con la misma mirada, sonriéndome y saludándome con la mano derecha: Por usted también, señora, y en honor de esa boca encarnada, purpurina como el coral.
Pero, gracias a su velocidad, el caballo se le adelantaba siempre y tomó bastante ventaja sobre él para que su dueño pudiera detenerse un momento ante el palco de la monja, y decirle: Por usted también, señora; pero esta vez en honor de esa boca encarnada, purpurina como el coral.
En el fondo de las callejas ya era de noche. Purpúreo reflejo bañaba en lo alto las almenas de la muralla, prestando un rubor de coral al tronco de uno que otro pino en los huertos. La ventana de una casa frontera acababa de alumbrarse, y veíase ir y venir, por delante de la luz, la sombra de un hidalgo que rezaba sus Horas.
De ahí la predilección que demuestran por él. Y aunque la ciencia sostenga primero que sólo es una piedra, luego un arbusto, el sexo bello ve en el coral algo más. «Señora, ¿por qué prefiere usted á todas las piedras preciosas ese árbol de un encarnado dudoso? Caballero, dice á mi cara. El rubí hace palidecer; éste, mate y no tan vivo, hace resaltar mejor la blancura.» Y la señora tiene razón.
Palabra del Dia
Otros Mirando