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Actualizado: 21 de junio de 2025
Aquellas gentes vivían al otro lado del Falkenstein y debajo de la roca que servía de asiento a un antiguo burg en ruinas; allí se habían construido una especie de cubil bastante cómodo, el cual no tenía mas que la puerta de entrada y dos ventanillos, pero que, según ciertos rumores, se hallaba en comunicación con unos subterráneos por cierta hendedura; nunca los carabineros habían podido descubrirla, a pesar de los numerosos registros que habían hecho con tal fin.
Hablando él y yo escuchando, las horas nocturnas, de negra clámide, se habían ido alejando armoniosamente; las horas matutinales danzaban ya en los umbrales del día, y un revuelo de sus túnicas color violeta penetraba por la hendedura de nuestros balcones; la aurora, con dedos de rosa, golpeaba silenciosamente en el vidrio de nuestras pupilas.
Los demás compañeros, que permanecían a caballo, hablaban entre sí e indicaban hacia el fondo del valle que a la derecha desciende en forma de hendedura hasta Grinderwald.
Comenzamos á trepar lentamente, sobre los bancos de hielo para llegar, por en medio de profundas grietas, hasta la gruta principal abierta en el fondo de una ancha hendedura en forma de callejón. Descendimos y entramos por la boca principal. La cavidad de la gruta era apénas de unos cinco piés de anchura y nueve de elevacion, y seguia un giro tortuoso, en una longitud de 35 metros.
Estuvieron escuchando, conteniendo la respiración, con la vista fija en el rayo de luz azulada que descendía por una estrecha falla hasta el fondo de la caverna. Alrededor de aquella hendedura crecían algunas malezas salpicadas de escarcha centelleante; más arriba se divisaba la coronación de un antiguo muro.
Hullin era un hombre rechoncho y fornido, de ojos grises, labios gruesos, nariz corta, con una hendedura en la punta, y pobladas cejas canosas.
Con este motivo el contrabandista contaba una peregrina historia; afirmaba haber descubierto al poner las vigas, en el fondo de una hendedura, una lechuza blanca como la nieve, ciega y escuálida, copiosamente abastecida de musarañas y murciélagos. Por esto, Marcos la había denominado la abuela de la comarca, suponiendo que todos los pájaros se preocupaban de alimentarla, a causa de su mucha edad.
MANOS DE CARNERO EN SALSA. Soflámese una docena de manos de carnero, suprímase el mechoncito de pelo que tienen en medio de la hendedura de la punta, y cuézanse en una salsilla blanca durante cuatro horas. Escúrranse entonces sobre un paño blanco y suprímase el hueso.
¿Y cómo pongo yo esto en la pera? dijo Montiño, cuya voz aterrada por el miedo, apenas se oía. Introducid el veneno con la punta de un cuchillo. Montiño se dominó, tomó la pera, y con un cuchillo la hizo una hendedura. Luego, con una agonía infinita, llorando, rezando, estremeciéndose todo, tomó de aquellos polvos con la punta del cuchillo, é introdujo otra vez la punta en la hendedura.
Centenares de hogueras brillaban en lo hondo de los desfiladeros, indicando que los alemanes preparaban la comida. Marcos Divès descendió por la hendedura a tientas. Hullin oyó durante algunos segundos los pasos de su camarada, y luego, muy pensativo, se dirigió hacia la vieja torre, en la que se había establecido el cuartel general.
Palabra del Dia
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