United States or Puerto Rico ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por un instante venció en él la indignación a la apatía; tomó el egoísmo acento de ira; subiósele el rencor a los labios; inyectáronsele de sangre los ojos y, con voz temblorosa, extendiendo una mano hacia la sotana, exclamó: ¡Maldita seas!

Quiero que vengas a buscarme y quiero salir de mi casa contigo, a la luz del sol..., iremos donde quieras... para siempre. ¿Comprendes? ¡Toda la vida! ¿Querrás? Pero te advierto que jamás volveré a mi casa ni a soportar a ningún hombre que no seas . Tuya, y nada más que tuya...

No es que yo te los pida, caso de que seas el de marras: te los recuerdo para que caigas mejor en lo que te quiero decir. »Si no fuese usted el que yo deseo, dispense la curiosidad y mande con franqueza á su seguro servidor »Silvestre Seturas. »P.D. El pleito, sin novedad

, te quiero repetía Pepita. Por no temas, no seas niño, nunca me dirás adiós. Bebé, ¡dulce bebé! exclamaba con entusiasmo el ingeniero. ¡Cuánto te amo! ¡Qué feliz soy!... Y el aña Nicanora, que los seguía á corta distancia, oyendo muchas de sus palabras, sonrió con cierta lástima.

Bastante hay con el otro... ¡Qué horror! también herido, mutilado para siempre, tal vez muerto... No; vive. Prefiero que vivas, aunque seas de otra. Que yo sepa que existes, que te vea alguna vez aunque me hayas olvidado, aunque pases indiferente como si no me conocieses.

Pero al llegar cerca de la Puerta del Sol Carlota se puso repentinamente seria, como si un soplo de viento helado cruzase por su alma, y exclamó: ¡Mucho me he reído hoy, Mario! Tengo miedo que me suceda algo malo. ¡Qué superstición! No seas tonta, mujer respondió el escultor sin dejar de reír. ¡Pobre Mario! El tonto lo era él en tal instante.

Dale ese : que le oiga de tu boca y será el más feliz de los mortales. ¿Y cuándo? ¿Y de qué suerte? No: no le digas nada. Tengo vergüenza. Cállate; cállate por piedad. Que se vaya y me deje tranquila en mi retiro. Ea, mujer, no seas desatinada. ¿Cómo se ha de ir sin contestación, después del paso que ha dado?

¡Mardito seas y el roío der amo que te crió! ¡Así se güerva veneno la hierba que coman toos los de tu raza!... Garabato vino a avisarle que en el patio le esperaban unos amigos. Eran aficionados entusiastas: los partidarios que venían a visitarle en días de corrida.

Después, volviéndose hacia Ángela, le dijo con voz temblorosa aún por la cólera: Ve a abajo y trae un pedazo de borona y un jarro de agua. Ángela se apresuró a cumplir la orden. El padre fue otra vez al cuarto y colocó uno y otro en el suelo, exclamando: ¡Ahí tienes lo que has de comer y beber mientras seas tan perra!... ¡Yo te bajaré los humos!...

Hay cosas que se avergüenza uno de confesarse a mismo; y esas cosas, por extraña contradicción, fatigan y matan si con alguien no se confiesan. Por eso voy a decírtelo todo. No seas severo conmigo. No me condenes por miserable y falto de pudor si te lo digo todo: si te descubro lo que a mismo debiera yo ocultarme. »Harto conoces mis ideas.