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Actualizado: 14 de junio de 2025
Mientras Juan de Mena, Juan de la Encina y Guevara continúan en España el impulso pedantesco y mitológico de D. Enrique de Villena y su discípulo el marqués de Santillana, la poesía cristiana y pura se refugia en las obras religiosas de Fernan Perez de Guzman.
Aquella noche hubo baile en la ALJAFERIA, y se desposó Doña Leonor de Villena con D. Anton de Cardona, hermano del Conde de este título. Así mismo se celebró la fiesta del casamiento de Doña Leonor hermana de Garcia Fernandez Manrique con el conde de Quírra.
Miras particulares se llevaban el de Villena y otros en difundir por el vulgo tales voces, pero miras que mas tarde fueron descubiertas por los que mas le vendian amistad, declarando al soberano verbalmente los proyectos concebidos por ellos, y mostrándole por escrito la correspondencia que habian interceptado dirigida á D. Juan de Portugal, á la cual contestó inmediatamente D. Fernando por medio de su enviado de negocios, Lope de Alburquerque.
El mismo escritor nos refiere: «que de cada parte de estas telas, estaban puestos sus paramentos de cendal verde sobre su casa de madera, é en cada canto habia un estandarte, é una lanza de cendal verde, y de cada parte habia ocho varas en canto de las dichas ocho telas cerca de los paramentos, de manera que habia diez y seis casas con sus paramentos, y los mantenedores estaban de parte del adarve en que se hallaba colocado el Rey.» Los infantes encomendaron el cargo de mantenedores de las telas á Diego Lopez de Sandoval adelantado de Castilla, á D. Fernando de Villena, á Mosen Bernal Centellas, á Luis de la Cerda, á Mosen Francisco Maza y otros, que tenian tambien otras personas que les auxiliasen.
La mayor parte de las ciudades y señores de vasallos se declararon por D. Fernando y D.ª Isabel, y con ellos el prelado de Córdoba y el conde de Cabra; y D. Alonso, siguiendo al marqués de Villena, abrazó la parcialidad de D.ª Juana, á quien valido de su preponderancia en Córdoba hizo aclamar por reina. A este acto de violencia pudo agregarse otro para hacerle impopular.
Entregado ciegamente D. Enrique al marqués de Villena, que solo atendia al logro de sus intereses con la discordia de los demas, al pasar á Córdoba con objeto de acabar la pacificacion de los ánimos, solo consiguió enconarlos de nuevo, porque con las providencias que dictó aconsejándole su valido, dejó á todos descontentos.
Llamaban chapetón en Indias a los que, por recién llegados, ignoraban las costumbres y trato de aquella tierra. Rojas Zorrilla en la jorn. II de Lo que quería ver el Marqués de Villena: «ZAMBAPALO. Señor, he de hablar de veras: yo tengo miedo. MARQU
Debemos considerar al marqués de Villena como al más antiguo maestro de este género, pues su larga vida alcanza hasta el siglo XV y comprende parte del XIV. Este hombre distinguido, enlazado con las dinastías reinantes de Castilla y Aragón, y de gran influjo en ambos paises, se aprovechó de ella para favorecer en cuanto le fué dable el desarrollo del arte, restaurando en Barcelona la Academia instituída á imitación de la de juegos florales de Tolosa, y fundando otra análoga en Castilla.
Ninguna prueba que caracterice mas esta verdad, que la de que hallándose ya en cinta la reina Isabel la Católica, comenzasen á propalar varios personajes, entre los cuales se hallaba D. Enrique de Villena, que la sucesion que esperaban no podia menos de ser bastarda; y esto lo deducian de las varias escenas que habian presenciado en palacio.
Macías, joven caballero castellano, se encamina á Córdoba para hacer allí fortuna en la corte de Enrique de Villena, gran Maestre de Santiago. La casualidad hace que, no lejos de la ciudad, salve la vida á un caballero atacado por salteadores. Este caballero es el mismo gran Maestre, que después lo acoge con singular benevolencia á causa del servicio que le prestara.
Palabra del Dia
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