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Actualizado: 6 de mayo de 2025
El prelado la amenaza iracundo devolverla á la nada, de donde la había sacado, resolviendo ella resistir con todo su poder y toda su astucia femenil á las intrigas de sus enemigos. Enrique con Ana. Enseña á su querida mujer una carta para la divorciada Catalina, llena de vanos consuelos; Ana se aflige al leerla, con el secreto propósito de envenenarla.
Qué gusto me da, señora duquesa, oírle razones que yo entiendo. Me hace usted vacilar.... El prelado permaneció pensativo. La duquesa dijo entre sí: «Esta pieza está cobrada. Cuidado que me dió guerra. La amenaza fué el balín que le hirió en mitad de la pechuga.» El prelado meditaba, bajos los ojos, dando vueltas con una mano a la cruz de topacios que pendía sobre su morado pecho.
Tratábale su tío afablemente; por respeto o adulación al Prelado, hacían lo mismo cuantos le rodeaban, y merced a su protección entraba Lázaro en la carrera a que le habían destinado, escudado contra las privaciones, con el porvenir preñado de fortunas, y el alma llena de presentimientos.
La mayor parte de las ciudades y señores de vasallos se declararon por D. Fernando y D.ª Isabel, y con ellos el prelado de Córdoba y el conde de Cabra; y D. Alonso, siguiendo al marqués de Villena, abrazó la parcialidad de D.ª Juana, á quien valido de su preponderancia en Córdoba hizo aclamar por reina. A este acto de violencia pudo agregarse otro para hacerle impopular.
En torno á la capilla y á la granja de aquel prelado, se fué formando un barrio populoso, conocido en la historia con el nombre de ciudad del Obispo, ville-l'Evèque.
¡Oh! ¡No, señor! exclamó toda turbada la joven, poniéndose roja. El señor coadjutor no tiene aspiración ninguna. Está tan contento con el cargo como sin él. Nada sabe ni nada quiero que sepa... He sido yo quien por el odio que me inspira la injusticia me atreví a dar este paso... acaso imprudentemente... ¡Sin acaso! ¡Sin acaso! murmuró el prelado, sacudiendo la cabeza.
El memorial estaba firmado por Isabel de Arcos. La pobre niña arrodillose a los pies del prelado y le manifestó los sentimientos de su corazón. La novicia deseaba refugiarse en el seno del Señor para salvar su alma, para huir de un amor irresistible y súbito que la obsesionaba. ¡Amaba a Carlos!
En 29 de diciembre tomó posesion del obispado su sucesor D. Francisco Sanchez de la Fuente, hombre docto y virtuoso, y hábil diplomático, á quien se debió la restitucion del Rosellon á la corona de España. Poco gozó la iglesia de Córdoba de este gran prelado, pues murió dos años despues; y se refiere que al recibir la reina católica la noticia de su muerte no pudo contener las lágrimas.
Pero ni las dificultades ni la falta de medios pecuniarios arredraron á este animoso prelado, y así manifestó desde luego al cabildo su deseo de acabar la obra. En cuanto á medios, ofreció el obispo dos mil ducados en el acto, y otros dos mil cada año, con otros arbitrios que procuraria aplicar de otras fábricas.
Teobaldo le dijo; lo sé todo; acusaba a usted de injusto y de riguroso, cuando no hacía otra cosa que cumplir dignamente los severos deberes de una santa amistad. Perdóneme, amigo mío... Y Juanita le tendió la mano. Hubo entonces un momento en que aquel prelado, de fisonomía impasible, de facciones duras y severas, no pudo contener su emoción, y asomaron a sus ojos abundantes lágrimas.
Palabra del Dia
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