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Tornó ella a sonreir, sacudiendo sobre su frente las crenchas rebeldes del cabello; después, muy ansiosa, volvió a preguntar: Y ..., ¿quién eres? Otra vez dijo la voz, convencida: El amor. Y el amor fué a buscar, sediento, un beso en los labios preguntones de la muchacha. Pero ella le detuvo con un breve gesto de mujer, lleno de gracia, ordenándole: Espera....

Las aves también se prenden, y la burla que en su loca vanidad hacen de las redes, la pagan a caro precio, sacudiendo los hilos de alambre de su jaula y lastimándose contra ellos; al poder y la belleza los vence más poder y mucha astucia. ¡Oh, Híala, qué inadvertida eres!

Las tenazas no soltaron la presa; siguieron su movimiento y Ana sintió un peso, y oyó el estrépito de cristales que se quebraban en el pavimento al caer en compañía de otros objetos, resonantes al chocar con el piso. No se atrevía a coger con la otra mano las tenazas que la oprimían, y no se libraba de ellas aunque seguía sacudiendo el brazo.

¿Cómo? le pregunté rápidamente, sin comprender el significado de sus palabras. Recuerde que yo le prometí a su padre ser su protector. Lo , lo . Es mucha bondad la suya dijo, mirándome agradecida con esos maravillosos ojos que siempre me habían tenido fascinado por el hechizo de su belleza. Pero añadió, sacudiendo tristemente su cabeza, me temo que en esto sea usted impotente.

Desde el principio hasta el fin su vida era un misterio, y es ese misterio el que trato ahora, después de su muerte, de descubrir. ¡Ah! Pero temo que sea una tarea muy difícil la suya respondió su viejo amigo, sacudiendo la cabeza. Blair era en todo sumamente reservado. No permitió jamás que su mano derecha supiera lo que su izquierda hacía.

Todas las niñas que en Sarrió hay la bienvenida le van a dar. Y desde entonces, como si aquélla fuese la señal, no cesaron de requebrar en sus cánticos al magnate. El cual, dirigiendo el monocle unas veces a la derecha, otras a la izquierda, y sacudiendo la cabeza con benévola sonrisa, repetía por lo bajo: ¡Precioso, precioso! ¡Un tapiz de Teniers! ¡Un paisaje de Lorrain!

¿Qué se dispone acerca de las armas de salon? preguntó el secretario aprovechando la pausa. Simoun asomó la cabeza. ¿Quiere usted ocupar el puesto del P. Camorra, señor Simbad? preguntó el P. Irene; usted pondrá brillantes en lugar de fichas. No tengo ningun inconveniente, contestó Simoun acercándose y sacudiendo la tiza que manchaba sus manos; y ustedes, ¿qué ponen?

El viento que penetra por la ventana entreabierta la ha producido, sacudiendo la luz de las bujías. Y se levantó bruscamente, para cerrar la ventana, volviendo a arrellanarse después en su asiento. Pero, realmente, don Fernando parecía haber cambiado de postura y estar poco dispuesto a tomar de nuevo la que le diera el pintor... Me siento mal se repitió su último heredero. No, no puede ser así.

¿Usted sabe quién es, señorita Cristina? preguntéla al devolverle la carta. Es muy probable dijo, mostrándonos sus blancos dientes y sacudiendo gravemente su femenil cabeza, iluminada por la felicidad. ¡Gracias, señoras y señor! saltó del estribo y muy luego desapareció en la selva, elevando hacia el Cielo las notas alegres y sonoras de alguna canción bretona.

No tienes que atormentarte en cuanto a por una cosa que no he querido, que no he fomentado, ni acogido, que no me interesará jamás, que me es tan indiferente como esto dijo sacudiendo en el aire la ceniza de su cigarro. En lo que a Julia se refiere, te permito compadecerla, porque se empeña en una idea loca... Hace su desgracia a su placer...