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Actualizado: 2 de julio de 2025
Allí están los dos primos, a la misma hora, infaltables, ya alegres, ya decaídos, según el número que marca la tiza; ayer en la primera rueda la fortuna les sonrió, hoy se les muestra huraña. ¡Mañana será! Y el mañana no llega, parece no querer llegar nunca. Después de las cuatro se marchan, encargando a Rocchio mucho ojo; no hay que dejar pasar el cuarto de hora de la suerte.
Pero enredándose en estos líos muchas veces, fué al mostrador; llenóle con la tiza de números como la palma de la mano; los borró dos veces con saliva y la manga del chaquetón; escribiólos de nuevo, y al fin volvió a la mesa, diciendo en seco: Tres pesetas, con la estaca.
Por ambas puertas, porque tiene dos entradas, y es por eso tan difícil de guardar, llegan, salen, se tropiezan, se codean los neófitos y los iniciados en el culto del sagrado becerro, que van a prosternarse ante el ara y a consultar el oráculo; no da éste a conocer sus sentencias por medio de epiléptica pitonisa, sentada en su trípode y acompañada de truenos y relámpagos, sino por modesto civil que, tiza en mano, las traduce fielmente sobre negro pizarrón, y son escuchadas con avidez y recogidas y transmitidas de los que salen, a los que entran, de éstos a los que llegan después y de los últimos que se retiran, a la ciudad inmensa, que espera anhelante, como si de la cotización bursátil dependieran su bienestar y su porvenir, y se regocija o alarma, alternativamente.
El capitán dió órdenes á un soldado, y éste volvió poco después con un pedazo de tiza que servía para marcar las señales de alojamiento. Von Hartrott deseaba proteger á su tío. Y empezó á trazar una inscripción en la pared, junto á la puerta: «Bitte, nicht plündern. Es sind freundliche Leute...» Luego la tradujo, en vista de las repetidas preguntas del viejo. Quiere decir: «Se ruega no saquear.
PARA LIMPIAR BRONCES. Se mezclan ocho partes de tiza con una parte de flor de azufre, pulverizados lo más finamente posible. Con un trapo de lana mojado en la mezcla se frotan los objetos de bronce y quedarán brillantes como el oro. PARA LIMPIAR EL MÁRMOL. Se ponen en una taza tres o cuatro cucharadas de agua, dos de sosa, una de piedra pómez pulverizada y una de tiza en polvo.
Tuvo que sentarse otra vez en el sillón, y la baronesa le hizo beber agua azucarada. Tomé silenciosamente mi sombrero. Entonces mi mirada cayó sobre Yolanda. Blanca como la tiza, con las manos juntas, estaba allí, de pie, abochornada y desesperada; parecía pedirme perdón, y, al mismo tiempo, implorar mi apoyo.
Como borra la esponja del escolar el problema escrito con tiza en la pizarra, para entregarse al juego, así se borró todo en mí para no ver más que lo siguiente: «Sr. D. Luis de Santorcaz: Voy a decirle lo ocurrido. Todo está resuelto, y por ahora le dan a usted con la puerta en los hocicos. La Sra. Marquesa de Leiva, al recoger a la señorita Inés, pensó en el modo de legitimarla.
No probó el afligido padre la comida; no hacía más que dar vueltas por la casa, esperando al maldito médico, y sin cesar iba de su cuarto al del niño, y de aquí al comedor, donde se le presentaba ante los ojos, oprimiéndole el corazón, el encerado en que Valentín trazaba con tiza sus problemas matemáticos.
También se puede, por medio de una tira estrecha de papel y un alfiler doblado a manera de gancho, aplicar una lárgala en la cintura, o estampar con cartón recortado y untado de tiza, la figura de un borrico en la espalda. Otro chasco favorito de la Fábrica es, averiguado el número del billete de lotería que tomó alguna bobalicona, hacerle creer que está premiado.
Lo ocurrido fué lo siguiente: fuera de sí, y acometido de un espasmo de tribulación, el inconsolable padre fué al comedor y descolgó el encerado en que estaban aún escritos los problemas matemáticos, y tomándolo por retrato, que fielmente le reproducía las facciones del adorado hijo, estuvo larguísimo rato dando besos sobre la fría tela negra, y estrujándose la cara contra ella, con lo que la tiza se le pegó al bigote mojado de lágrimas, y el infeliz usurero parecía haber envejecido súbitamente.
Palabra del Dia
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