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Esto no se hará solo, sino que se llevará a cabo a condición de que la gente quiera defender su idioma. La web es muy útil para dispensar cursos de lengua y la demanda es grande." Tres años después, en mayo de 2001, añade: "Nuestros estudiantes utilizan un corrector ortográfico en gaélico y una base terminológica en línea en gaélico.

Llegó a tener frases felices y a pintarse sola para crucificar en una semblanza a un prójimo desventurado, o para hacer en otro marca indeleble con un dicho que repetía después todo Madrid. De aquella fábrica salieron tantos y tantos que aún continúan siendo famosos entre las gentes encogolladas, vagabundos de levita y estudiantes desaplicados.

El concienzudo Navarrete no pudo, en verdad, hallarlos; pero las ingeniosas y divertidas escenas de la vida y costumbres de los estudiantes de esta Universidad, que se leen en El licenciado Vidriera, en La tía fingida y en la segunda parte del Don Quijote, demuestran suficientemente que sólo pudo trazarlas quien las vió y estudió por mismo.

En los coches viajan sólo los poderosos: las galeras eran el carruaje de la clase acomodada; viajaban en ellas los empleados que iban a tomar posesión de su destino, los corregidores que mudaban de vara: los carromatos y las acémilas estaban reservadas a las mujeres de militares, a los estudiantes, a los predicadores cuyo convento no les proporcionaba mula propia.

Basilio procuró dominarse. ¿Muchos complicados? repitió tratando de leer algo en las miradas de los demás; y ¿quiénes...? ¡Estudiantes, la mar de estudiantes! Basilio no creyó prudente preguntar más temiendo venderse, y pretestando la visita de sus enfermos, se alejó del grupo.

Cuando haya profesores, ¡habrá estudiantes! Empiezen ustedes por trasformarse, que son los que tienen necesidad de cambio, y nosotros seguiremos. , dijo Isagani con risa amarga; ¡que empecemos porque por nuestro lado está la dificultad!

Las vetustenses le parecían más guapas, más elegantes, más seductoras que otros días: y en los hombres veía aire distinguido, ademanes resueltos, corte romántico; con la imaginación iba juntando por parejas a hombres y mujeres según pasaban, y ya se le antojaba que vivía en una ciudad donde criadas, costureras y señoritas, amaban y eran amadas por molineros, obreros, estudiantes y militares de la reserva.

Distraido con estas ideas, no se fijó en los grupos de estudiantes que tan de mañana volvían de la ciudad como si se hubiesen cerrado las aulas; menos aun pudo notar el aire preocupado que tenían algunos, las conversaciones en voz baja, la señas misteriosas que entre cambiaban.

Las tiendas estaban cerradas, no había estudiantes en la entrada de San Carlos, ni corros ante las tabernas, ni chicos jugando en las socavas de los árboles.

No cabía un vetustense más. Los jóvenes laicos de la ciudad, estudiantes los más, no se distinguían ni por su excesiva devoción ni por una impiedad prematura; no pensaban en ciertas cosas; los había carlistas y liberales, pero casi todos iban a misa a ver las muchachas.