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Actualizado: 12 de noviembre de 2025


En el paraíso del Teatro Real, adonde iban un par de veces por semana, tenían estas dos niñas finas su círculo de mozuelos galanteadores y estudiantes y empleados de esas categorías ínfimas que rayan en lo microscópico.

Las definiciones de las divisiones naturales de la superficie de la tierra, son breves; las ilustraciones atractivas, los mapas claros y hermosos y el todo arreglado á la capacidad de los jóvenes estudiantes. Los libros de Geografía de Smith que se han publicado en inglés, son las obras más populares para los niños en los Estados Unidos.

Sutiles discusiones teológicas y escolásticas se leen al lado de escenas profanas de amor; ángeles y demonios; el Niño Jesús y la Virgen María; santos y figuras simbólicas se ofrecen en las tablas, con reyes, labradores, estudiantes y bufones. Los anacronismos y la inobservancia de los usos y costumbres, se cuentan por millares.

Yo, que me vi ya mal con el ama, y que no la podía burlar, busqué nuevas trazas de holgarme, y di en lo que llaman los estudiantes correr o rebatar.

En las universidades se empieza á vivir muy pronto, y se vive muy de prisa. ¡Ah! ¡los estudiantes! ¡dicen que los estudiantes son muy embusteros! No qué puedan diferenciarse en esto de los otros hombres. Tenéis razón; pero tienen también una fama tal los estudiantes... Injusticias, envidias... además, si fuí estudiante, ya no lo soy. ¿Pues qué sois ahora? Pretendiente. ¿Y qué pretendéis?

¿Qué contribucion? ¡La del monumento! ¿Qué monumento? ¡Toma! el del P. Baltasar ¿no lo sabías? Y ¿quién es ese P. Baltasar? ¡Sopla! ¡pues un dominico! Por eso acuden los Padres á los estudiantes. Anda, ¡larga tres ó cuatro pesos para que vean que somos espléndidos! Que no se diga jamás que para levantar una estátua han tenido que acudir á sus propios bolsillos.

Por último del otro lado del Sena, aparte de muchos monumentos y edificios notables que yo prescindo de mencionar, aparte de sus elegantes plazas y calles, donde el comercio abre sus lujosas tiendas; en el cuartel Latino, digo, habita la gente mas alegre de Paris, los estudiantes.

Yo, que me vi ya mal con el ama, y que no la podía burlar, busqué nuevas trazas de holgarme y di en lo que llaman los estudiantes correr o arrebatar. El confitero dio tras , y otros criados y vecinos.

Aquel ascetismo y aquel ver a Dios en fueron nada más que obra fugaz de la tristeza, o quizás de las circunstancias, y existían en su mente como esas lecciones, pegadas con saliva, que los estudiantes aprenden en los apuros del examen. Sus nuevas obligaciones en la botica le llamaban del lado de la química y de la farmacia, y se dedicó a esto con verdadero ardor, deseando aprender.

Nada, hombre, nada más que estudiantes. Basilio recobró su serenidad. ¿Qué ha pasado, pues? se atrevió á preguntar. Se han encontrado pasquines subversivos, ¿no lo sabía usted? ¿Dónde? ¡C ! en la Universidad. ¿Nada más que eso? ¡P ! ¿qué más quiere usted? preguntó el catedrático casi furioso; los pasquines se atribuyen á los estudiantes asociados, pero, ¡silencio!

Palabra del Dia

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