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En estos comentarios, que fueron escritos a fines del año 18 y comienzos del 19, el lector verá algunos nombres propios: Maura, Cierva, Dato, Sánchez de Toca, Romanones... Lo probable es que semejantes nombres no varíen, o bien porque sus titulares vivan indefinidamente, o bien porque, al morir, le dejen la herencia política a sus hijos.

Habían bajado de las montañas para ver el Corpus de Toledo, y andaban por las naves de la catedral con el asombro en los ojos, asustados de sus propios pasos, temblando cada vez que rugía el órgano, como si temieran ser expulsados de aquel mágico palacio igual a los de los cuentos.

Después que pusieron a esto los comentarios propios del caso, la de Fenelón dijo a su compinche algo más que fue oído con extraordinaria curiosidad y atención: «¿Creerás que se me ha metido una cosa en la cabeza?... Ello no será; pero bien podría ser. Ayer estuvo doña Guillermina en la tienda.

La profanación de las cartas de Germana tuvo lugar algunos días después de su llegada a Corfú. Si la señora Chermidy hubiese podido ver con sus propios ojos a su inocente rival, es probable que su miedo se hubiese trocado en piedad. Las fatigas del viaje habían dejado a la pobre niña en un estado deplorable.

Antes bien sonrió dulcemente cuando él la depositó allende el vado y le dió las gracias y le tendió su mano. Lo con mis propios ojos, como lo vió Marcos....

Veía al héroe, al paladín, levantarse lentamente del sofá, con sus ojos de árabe fijos en ella; sentía sus pasos cautelosos; percibía sus manos al posarse sobre sus hombros; luego, un beso de fuego en la nuca, una marca de pasión que la sellaba para siempre, haciéndola su sierva... Pero terminó la romanza sin que nada ocurriese, sin que sintiera en su dorso otra impresión que sus propios estremecimientos de miedoso deseo.

En cuanto á los síntomas propios á un estado subagudo, no están aislados de estas formas graves ni de la adinamia.

Todo el toque estaba en observar la cara que pondría Juan al verle. ¿Diríale algo la voz misteriosa de la sangre? ¿Reconocería en las facciones del pobre niño las de...? Al interés dramático de este lance sacrificaba Jacinta la conveniencia de los procedimientos propios de tal asunto.

El yo pues no es visto por propio intuitivamente; no se ofrece á sus mismos ojos, sino mediantamente, esto es por sus propios actos; es decir que en cuanto á ser conocido, se halla en un caso semejante al de los seres externos, que lo son por los efectos que nos causan.

Pero por lo que ella misma me dijo comprendo que, mujer al fin, seguía queriendo al Duque y esperaba obtener del Rey la vida de aquél, cuando no su perdón, en recompensa de sus propios servicios a nuestra causa. No deseaba el triunfo de Miguel, abominaba su crimen y mucho más el premio que con él se proponía alcanzar el Duque, la mano de su prima, la princesa Flavia.