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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Un diputado republicano proclamaba la guerra a Dios, le retaba a que le hiciese enmudecer, y la impiedad seguía inmune y triunfante, derramando su elocuencia como una fuente envenenada. Gabriel vivía en un estado de belicosa excitación.
Hacía mucho tiempo que no la había visto tan amable. Ni la más leve alusión á las de Lizamendi; ni una frase amarga para su impiedad. Sin duda, le agradecía la visita que por la mañana había hecho á Begoña. El doctor, examinándola, encontraba en ella algo de monacal, á pesar de que en honor al día se había cubierto de joyas.
El Diccionario Filosófico suyo, donde todo se dice al ayre sin probarse nada, es un testimonio calificado de esto, pues en él ha reducido á compendio toda la impiedad, y cúmulo de errores esparcidos en los demas libros. El Parlamento de París le ha mandado quemar por mano del Verdugo.
Al pronunciar las últimas palabras se llevó las manos a la cara y comenzó a sollozar. El P. Gil la contempló un momento con ojos severos. Lo que acaba de decir es una gran impiedad, tanto más grande y abominable, cuanto que sale de una boca que va a pronunciar muy pronto votos sagrados. Perdón, padre... Son sueños nada más.
Dios castigaba mi impiedad. Pasaron algunos días sin que yo fuese a ver a Amparo. Tenía miedo de verla. Temía echar a perder inútilmente mi papel de protector, de padre, dejándome arrebatar a una situación ridícula en un momento de olvido. En estos días mi administrador general se empeñó en darme cuentas, y me vi obligado a ceder, para que tuviese ocasión de convencerme de que era hombre de bien.
17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recta la vía del Señor: la vía de ellos es la que no es recta. 18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello. 19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere juicio y justicia, vivirá por ello. 20 Y dijisteis: No es recta la vía del Señor.
D. José Gabriel Tupac-Amaru, Indio de la sangre real, y tronco principal: "Hago saber á los paisanos criollos, moradores de la provincia de Chichas y sus inmediaciones, que viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto pecho, y la tirania de los que corren con este cargo, sin tener consideracion de nuestras desdichas, y exasperado de ellas y de su impiedad, he determinado sacudir este yugo insoportable, y contener el mal gobierno que experimentamos de los gefes que componen estos cuerpos: por cuyo motivo murió en público cadalso el corregidor de esta provincia de Tinta, á cuya defensa vinieron á ella de la ciudad del Cuzco, una porcion de chapetones, arrastrando á mis amados criollos, quienes pagaron con sus vidas su audacia y atrevimiento.
¡Este es exclamó Tirso amargamente el fruto de las ideas modernas! Vive una familia en repugnante impiedad, un sacerdote, hijo de esa misma familia, se propone redimir de su ignorancia a los desdichados y, otro hijo, su propio hermano, le arroja de allí... es decir, lo intenta.
25 Y si dijereis: No es derecho el camino del Señor, oíd ahora, Casa de Israel: ¿No es derecho mi camino? ¿No son vuestros caminos torcidos? 26 Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá en ello; por su iniquidad que hizo, morirá. 27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo juicio y justicia, hará vivir su alma.
No llevemos la conversación por ese camino, Sr. D. Fadrique. Si á V. le parece blasfemia lo que yo creo, impiedad y blasfemia me parece á mí cuanto V. dice y piensa. ¿Á qué, pues, hablar conmigo de Dios? Deje V. á Dios tranquilo, si por dicha cree en
Palabra del Dia
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