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Tienes talento, eres coqueta y desgraciadamente para mi, tienes una cara demasiado bonita y... ¡Al fin y al cabo! interrumpí, satisfecha, así es como me gustan los sermones. No me interrumpas, Reina, te hablo seriamente. Vamos a ver, tío, razonemos: la primera vez que me visteis, me dijisteis: eres terriblemente linda. Y ¿qué hay con eso, sobrina? ¿Qué hay?

12 Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia, y en iniquidad, y sobre éstas edificasteis, 15 Porque así dijo el Señor DIOS, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza; y no quisisteis, 16 Mas dijisteis: No, antes huiremos en caballos.

¿Y sin duda dijísteis á vuestra majestad que me había perdido? Nunca la reina había hablado de tal manera á la duquesa de Gandía; y era que la buena aventura de aquella noche le había dado valor, que se creía de una manera tangible protegida por Dios y se sentía fuerte.

41 [Entonces] respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra el SE

3 Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en los aposentos, será pregonado en los tejados. 4 Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer. 5 Mas os enseñaré a quién temáis: temed a aquel que después de ser matado, tiene potestad de echar en el quemadero; así os digo: a éste temed.

Es que el reino ha tenido voluntad de hacer una cosa y la está haciendo, contra el parecer del Rey y del Emperador. Hace tres meses había en Aranjuez un mal Ministro, sostenido por un Rey bobo, y dijisteis: «No queremos ese Ministro ni ese Rey», y Godoy se fué y Carlos abdicó.

24 Y metió aquel varón a aquellos hombres en casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies; y dio de comer a sus asnos. 25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José al mediodía, porque habían oído que allí habían de comer pan. 27 Entonces les preguntó de la paz, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, tiene paz? ¿Vive todavía?

No creáis eso, hija mía. Si deseáis tener un jardincito, yo me ocuparé estas largas tardes en cercar un pequeño retazo de tierra inculta, como para que tengáis un cantero o dos de flores. Además, me será fácil remover un poco de tierra por la mañana antes de ponerme al trabajo. ¿Por qué no me dijisteis antes que deseabais tener un jardincito?

Por Dios, Máximo, transige un poco... No. ELECTRA. ¿No dijisteis que me llevaríais y el Marqués? Vámonos todos juntos. MÁXIMO (con energía). No...

Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella, aunque las recogió, y dijo: Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor, éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía, que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer de prisa y dormir breves horas.