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Actualizado: 1 de julio de 2025


Egoísmo el tuyo, que estimas la tranquilidad de tu vida en más que la salvación de tu padre. Vuestra impiedad sólo atiende a los dolores de aquí bajo: la Iglesia, con previsión admirable, busca la eterna bienaventuranza para el alma.

Nada me parece tan digno de la religion como esa soberanía exclusiva acordada en el templo á la idea de Dios y al Evangelio, tan distante de la impiedad que esteriliza el alma, como de la idolatría miserable que la degrada, haciéndola caer en un paganismo contrahecho, que no tiene siquiera la poesía y la espontaneidad del paganismo griego y romano.

5 El justo aborrece la palabra de mentira; mas el impío se hace odioso y abominable. 6 La justicia guarda al de perfecto camino; mas la impiedad trastornará al pecador. 9 La luz de los justos se alegrará; mas se apagará la candela de los impíos. 11 Las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoje trabajando las se aumentará.

Con la noche dejaron el alcance, y cerca de la media volvieron á Galípoli sin haber reconocido los despojos que el enemigo les dejaba, juzgando por mayor ganancia quitar vidas, y derramar sangre de los que con tanta impiedad quitaron las de sus compañeros y amigos.

No hubiese sido extraño que me insultaran. ¡Como ahora la impiedad anda libre y se nos persigue y nos maltrata quien quiere!... Ríete de eso: ya te convencerás de que es mentira. No hay tal impiedad ni tal persecución: en fin, lo verás a poco que andes por Madrid. Te advierto que me importaría poco. ¿Acaso no tengo buenos puños?

Nunca había sido Maximiliano muy dado a lo religioso; pero en aquel instante le entraron de sopetón en el espíritu unos ardores de piedad tan singulares, unas ganas de tomarse confianzas con Cristo o con la Santísima Trinidad, y aun con tal o cual santo, que no sabía lo que le pasaba. El amor le conducía a la devoción, como le habría conducido a la impiedad, si las cosas fuesen por aquel camino.

Abominaban de la impiedad de las masas, de todas las realidades de la vida vulgar; se decían católicos, anarquistas y aristócratas al mismo tiempo; no pensaban gran cosa en la religión, pero hablaban, con los ojos en blanco, de la dulzura del pecado monstruoso y de la voluptuosidad del arrepentimiento, seguido de la reincidencia.

Entonces fueron los otros los que prorrumpieron en aplausos, mientras los devotos elevaban los ojos al cielo. ¡Hasta sobre las aguas se mostraba la impiedad de la villa!... Frente á un grupo peroraba un hombre de aspecto miserable, con movimientos desordenados, como si fuese un loco. Aresti reconoció al Barbas. Lo de hoy no vale nada gritaba.

Los sermones de don Fermín tenían por asunto casi siempre o la lucha con la impiedad moderna, la controversia de actualidad, o los vicios y virtudes y sus consecuencias.

Bien se conoce que en tu casa falta una buena dirección á pesar de que mamá es casi una santa. Bien se ve que hay en tu familia hombres descarriados, como ese médico loco de las minas que ha hecho infeliz á su pobre mujer, y que entran allí gentes de todas clases que llevan con ellas la impiedad del siglo. La joven sentíase anonadada, reconociendo de pronto la inmensidad de su pecado.

Palabra del Dia

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