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Actualizado: 22 de septiembre de 2024
Aconteció que un paje de la Nunciatura, feligrés antiguo de doña Rosalía, y muy admirador de su buen color, se atrevió á aspirar á no sabemos que honestas confianzas; picóse la dama, picóse más el paje, y al día siguiente, al traer el bonete del Nuncio para que le echaran un zurcido, en vez de dárselo á doña Rosalía se lo entregó á las dos hermanas.
Como güervas con otra, te atizo una gofetá que la van a oír hasta en Jerez. Y mostraba en su gesto hostil y en su mano amenazante el firme propósito de largar aquella bofetada fabulosa. Entonces era cuando recordaba él, como una excusa, sus confianzas de la niñez.
Acéptelo, y déjese de querer a ingratos... Fortunata se había puesto tan desasosegada, que no oía las amorosas confianzas del farmacéutico. «Abur, abur dijo levantándose . Tengo que volverme a mi casa». Vamos a ver... Y si vuelve esta tarde, ¿qué le digo? Quítese usted allá... indicó ella corriendo hacia la puerta, y el otro detrás.
Todos los días, que gritase o que se resignase el chiquillo, Julián lo lavaba así antes de la lección. Por aquel respeto que profesaba a la carne humana no se atrevía a bañarle el cuerpo, medida bien necesaria en verdad. Pero con los lavatorios y el carácter bondadoso de Julián, el diablillo iba tomándose demasiadas confianzas, y no dejaba cosa a vida en el cuarto.
Los nautas eran únicamente para el manejo de las naos que condujesen a los verdaderos conquistadores. Y éstos debían ser hombres de coraza, hombres de a caballo, incapaces de confianzas y blanduras. ¿Saben ustedes preguntó Maltrana qué recompensa pidió Solís al rey antes de embarcarse para hacer este descubrimiento?
De golpe entraron a la mente de Isidora ideas mil y recuerdos de una época en que la infancia se confundía con la adolescencia, época de tonterías, de miedos, de inocentes confianzas y de lances cuya memoria no siempre es agradable. No acertó a contestar sino con medias palabras.
Al cabo volvió con la misma suavidad á amonestar á su querida. «Aquellas confianzas con un hombre á quien detestaba le causaban mucha pena. ¿Qué necesidad tenía de aparecer tan contenta cuando él entraba? ¿Por qué consentía que la hablase aparte y en voz baja?... Ya sabía que todo aquello era agua de cerrajas, que ella no iba á enamorarse de sujeto tan ruin; pero con estas confianzas él se crecía y pudiera pasarse á mayores si no se le atajaba.
La amistad de las Porreñas y don Silvestre y su hermana llevaba ya cuatro años de mutuas cortesías, de mutuas fórmulas urbanas y de confianzas decorosas. Tomaron asiento las tres, y enteraron á sus amigos de quién era aquel joven que decorosamente las acompañaba.
Juanito no pecaba de corto, y al ver a la chica y observar lo linda que era y lo bien calzada que estaba, diéronle ganas de tomarse confianzas con ella. ¿Vive aquí le preguntó el Sr. de Estupiñá? ¿D. Plácido?... en lo más último de arriba contestó la joven, dando algunos pasos hacia fuera. Y Juanito pensó: «Tú sales para que te vea el pie.
Y hablando, hablando, llegaron las confianzas al último límite, y resultó que la mayor de las dos hermanas estaba ya para casarse, y muy enamorada.
Palabra del Dia
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