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Acéptelo, y déjese de querer a ingratos... Fortunata se había puesto tan desasosegada, que no oía las amorosas confianzas del farmacéutico. «Abur, abur dijo levantándose . Tengo que volverme a mi casa». Vamos a ver... Y si vuelve esta tarde, ¿qué le digo? Quítese usted allá... indicó ella corriendo hacia la puerta, y el otro detrás.

Si quiere usted, traeré... No tengo en casa; pero bajaré a la tienda... Quite usted allá... no me lo diga ni en broma... Vaya, abur, abur... Y cuidarse, cuidarse mucho, ¿eh?, que andan pulmonías. El clérigo salió y fue a casa de un amigo donde le solían dar, en aquella crítica hora, el remedio de su debilidad de estómago. vi

Perdone usted dijo al cogerlo y guardárselo en su sucia y desflorada cartera.... La palabra de usted bastaba. Al pronto le desconocí; pero ahora recuerdo muy bien de su fisonomía, y caigo en la cuenta de que le conozco mucho, y también he conocido a su padre, señor de Artegui.... Pues si me conoce repuso severamente el viajero , sabrá que gasto pocas palabras ociosas.... Abur.

Mire usted que no me deja vivir... Todos los días viene tres veces. La noche que me dieron el Viático, en el momento aquel, miré para este lado y lo primero que vi fue a Ramsés II, con una vela en la mano. ¡Cómo me miraba el infeliz!... Creo que no me morí de tanto como rezó Villaamil, pidiendo a Dios que viviera. Podrá ser... No le olvidaré. Abur, abur.

Vuelvan ustedes, por de pronto, al orden y a la compostura que.... No nos da la gana. ¡Que baile el can-can! ¡Muera! Y otra vez la sinfonía de pitos rasgó el aire. No pedimos nada que no sea nuestro explicó Amparo con gran sosiego . Es imposible que por más tiempo la Fábrica se esté así, sin cobrar un cuarto.... Nuestro dinero, y abur.

Necesito que me el aire. Quédate por el buen parecer; ahí dentro está la santa. Toma mi duro, por si hay la consabida suscricioncita. En cuanto se lleven el cuerpo te vas a casa. Abur».

Deme usted una envidia tan grande como una montaña, y le doy a usted una reputación más grande que el mundo... Adiós; me voy al Congreso. ¿No sabe usted que se han sublevado los maceros?... Abur, abur». El médico hace a su compañero la expresiva seña de no tiene remedio, y pasa adelante.

Pues abur, hasta que me pagues lo que me debes exclamó ella en voz vibrante, sin cuidarse de que la oyesen desde la casa o desde el camino los transeúntes . Yo no soy más tu juguete, para que lo sepas: no me da la gana de andarme escondiendo, de ir con estas noches de frío a Aguasanta y a mil sitios así por darte gusto.

«Hola, D. Evaristo dijo deteniéndose un instante a estrecharle la mano . ¿Cómo va la salud...? ¿Bien? Me alegro... Conservarse... Muy ocupado... Junta en el despacho del jefe... Abur». Buen pelo echamos, ¿eh?... Sea enhorabuena. Yo tal cual. Adiós. Al quedarse otra vez solo, D. Evaristo arrugó el ceño. Ocurriósele una contrariedad que entorpecería su plan.

Benedicta y Aquilino se dieron tanta prisa que, medio año después de la escapatoria, hastiado el galán se despidió a la francesa, esto es, sin decir abur y ahí queda el queso para que se lo almuercen los ratones, y fué a dar con su humanidad en el Cerro de Pasco, mineral boyante a la sazón.