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Actualizado: 17 de junio de 2025
Toda la congregación de personas decentes y decorosas, que jamás hasta entonces se habían dejado ver con un solo cabello despeinado, se presentarían ahora con la cabellera y el vestido en el mayor desorden.
Tal era el infeliz estado de estas provincias en punto á disciplina, y no mejor el que se manifestaba en órden á la seguridad y defensa de ellas; pues no se encontraban armas, municiones ni otros pertrechos para la guerra, carecian de oficiales y soldados que entendiesen el arte militar: porque, aunque en las capitales de este vasto reino, como son Lima y Buenos Aires, se hallasen buenos é inteligentes, como el fuego de la rebelion se encendió en el centro de las mismas provincias y casi á un mismo tiempo en todas, y la distancia de una á otra capital es mil leguas, cuando menos, no dió lugar á otra cosa que á hacer inevitables los estragos, pues aunque tenian nombrados regimientos de milicias, cuya fuerza se hizo crecer en los estados remitidos á la Corte, se conoció despues que solo existian en la imaginacion del que los formó, tal vez con miras poco decorosas á su alto carácter, por la utilidad que producian los derechos de patentes y otras gabelas.
Por de contado, estas intimidades sólo tenían lugar a espaldas de doña Lupe y muy lejos de doña Casta, pues ni una ni otra habrían consentido que tales temas se trajesen a las honestas y decorosas conversaciones de aquella casa. Enlazadas por la cintura, brazo con brazo, estuvieron un rato las dos mujeres sin decirse nada, comiéndose las yemas y mirando a la calle. De pronto se echó a reír Aurora.
Estas ausencias pusieron a Nica en gravísimos apuros en muy señaladas ocasiones. ¡Pues digo!... ¿Y estás seguro tú de que sean ciertas esas explotaciones... decorosas? Segurísimo; así como de que han sido muy contadas. ¿Dónde está, pues, ese fondo «honrado y decente, que la concedías antes? Donde debe estar.
La amistad de las Porreñas y don Silvestre y su hermana llevaba ya cuatro años de mutuas cortesías, de mutuas fórmulas urbanas y de confianzas decorosas. Tomaron asiento las tres, y enteraron á sus amigos de quién era aquel joven que decorosamente las acompañaba.
Dimmesdale deseó, al fin, dar un apretón de manos á este tunante alquitranado, y recrearse con algunos de esos chistes de mala ley de que tal acopio tienen los marineros, sazonado todo con una andanada de ternos y juramentos capaces de estremecer el cielo. Detuviéronle no tanto sus buenos principios, como su pudor innato y las decorosas costumbres adquiridas bajo su traje de eclesiástico.
No: D. Francisco habría sido así en otra época; pero no pudo eximirse de la influencia de esta segunda mitad del siglo XIX, que casi ha hecho una religión de las materialidades decorosas de la existencia.
Palabra del Dia
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