United States or Israel ? Vote for the TOP Country of the Week !


Espero que pronto será esto una distinción honorífica en España; que no tardará en decirse con respeto al pasar un individuo por la calle: "Ese no es orador", como ya se dice: "Ese no tiene la gran cruz de Isabel la Católica...." Las damas reían y celebraban los chistes. Pero en el fondo, sea por el discurso del médico o porque la mina volviera a inspirarles temor, sentíase un vago malestar.

Sentíase dichosa rodeada de todos los suyos: tenía a Julia y a su padre; menester había cierto espacio de tiempo para pasar sin sacudidas de la modestia y la regularidad de la vida de provincia a las sorpresas que le esperaban en el gran mundo, y aquella semisoledad de Nièvres era una especie de noviciado que estaba muy lejos de desagradarle.

El hombre dijo que no iba a pasar se atrevió, sin embargo, el malacara, que en razón de ser el favorito de su amo, comía más maíz, por lo cual sentíase más creyente. Pero las vacas lo habían oído. Son los caballos. Los dos tienen soga. Ellos no pasan. Barigüí pasó ya. ¿Pasó? ¿Por aquí? preguntó descorazonado el malacara. Por el fondo. Por aquí pasa también. Comió la avena.

Desde la tapia de la huerta oíase el rumor blando del volteo del disco, como el que hacen las cometas, y sentíase el crujir del mecanismo que transmite la energía del viento al vástago de la bomba... Otros días le veía quieto, amodorrado en brazos del aire. Sin saber por qué, deteníase el joven; pero luego seguía andando despacio.

Leonora sentíase intimidada por aquel señor alto, robusto, de barba patriarcal el tipo de los reyes bondadosos de las leyendas, que orgulloso de mostrar cierto verdor a sus años, no temía presentarse en público con la hermosa artista.

Sentíase otra, con distintos pensamientos, cual si la noche anterior fuese una pared que dividía en dos partes su existencia. Cantaba alegre como un pájaro, mientras iba sacando la ropa del arca y la colocaba sobre su lecho, aún caliente y con las huellas de su cuerpo.

Al terminar la traca, Juanito salió de la feria. Tenía prisa en llegar a casa antes que su familia. Reconocíase sin fuerzas para resistir la presencia de su madre. Carecía de costumbre en el fingimiento, y la expresión de su rostro le haría traición. Además, sentíase muy débil.

Isidro sentíase de una resolución feroz al pensar en Fernando. Con las de la opereta o con otras; era lo mismo. El no podía quedar aplastado por la buena suerte de su compañero. Necesitaba a toda costa olvidar su humillación, aunque para ello fuese necesario atentar contra el reposo nocturno de las camareras del buque o las muchachas del taller de planchado.

El toro bravo fue para ella una fiera bonachona y noble, venida al mundo sin más objeto que enriquecer y dar fama a sus matadores. Jamás asistía a una corrida de toros. Desde la tarde en que vio en su primera novillada al que había de ser su marido, no volvió a la plaza. Sentíase sin valor para presenciar una corrida, aunque en ella no trabajase Gallardo.

El cielo estaba estrellado; el aire era tibio y embalsamado. Sentíase a la primavera batir sus alas al cernirse sobre el mundo. La, Naturaleza esparcía por toda la creación esa vida que se respira con las primeras brisas de mayo. Después de algunos días magníficos y de algunas noches serenas, las flores se apresuraban a abrir sus cauces y las lilas estaban casi agostadas.