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LA JOVEN. ¡Hereje! pero seré vengada, porque ahí viene el hermano José. Por las almas que sufren en el purgatorio, hermanos, dad una limosna y Dios os lo pagará. LA JOVEN DE LAS CINTAS. Ave Maria, hermano José, tome este real y ruegue porque ese perro de majo sea destripado en la primera juerga que corra. Diga, hermano José, ¿le veré pronto?

Así que la doncella se hubo marchado, el duque, en quien los recuerdos del torero despertaron los celos y el mal humor, dijo saliendo al gabinete y tendiéndose groseramente en el sofá: Parece que esta noche has tenido media juerga. ¿Quién ha estado aquí? Amparo dirigió la vista a la licorera, donde el duque la tenía posada. Pues han estado Socorro y Nati hasta cerca de las tres. ¿Nadie más?

La juerga tenía entonces entre nosotros un sentido heroico que la ennoblecía.

Yo continuó el sacerdote me acuerdo de lo que me hizo ver la Novena, lo veo ahora con sólo tararear algunos de sus pasajes. ¡Oh, aquel scherzo tan gracioso, con sus originales trémolos de timbal! Me parece, oyéndolo, que Dios y su corte de santos han salido del cielo a dar un paseo, dejando a los angelitos dueños de la casa. ¡Amplia libertad!, ¡juerga general!

Estoy harto de señoritos decía con displicencia de hombre superior a su fiel acólito el Chivo. Vámonos al campo: un poco de juerga lo agradece el cuerpo. Y con el deseo de mantenerse bajo la protección de su poderoso primo, íbase a pasar el día en Marchamalo, fingiendo interés por el resultado de la vendimia.

El aperador lo comprendió todo... ¡Pero qué señorito tan gracioso! Para dar una sorpresa a los amigos y reír con el susto de las mujeres, había obligado a Zarandilla a que soltase un novillo del establo. La gitana, alcanzada por la bestia, habíase desmayado del susto... ¡Juerga completa! ¡La pobrecita Mari-Cruz! lloriqueó Alicappón . La gitana Mari-Cruz se moría.

La seña Alcaparrona, viendo a su sobrina, dos días después de la nocturna juerga, calenturienta y sin fuerzas para ir al campo, había diagnosticado la enfermedad, con su práctica de decidora de buenaventura y bruja curandera. Era el susto del novillo «que se le había quedao adrento». La pobresita decía la vieja estaba en su... pues, en eso; y ya se sabe que en tal caso los sustos son de cuidao.

Allí seguían los residuos más antiguos de la boda rindiendo culto á puerta cerrada al hijo de Júpiter y Semele. No tardó en recalar también Antonio; Gregorio y algunos otros jóvenes de los que habían acompañado á las mujeres llegaron poco después. La juerga prosiguió más grosera y alborotada por la ausencia del elemento femenino.

Allí se organizó el baile y hubo vino en abundancia, durando la juerga dos ó tres días, en los cuales hubo derroche de bebida y comida é hizo el francés las mayores locuras, un tanto alegrete por el mosto, llegando á esto que, con no poco gracejo, relata el deán sevillano: Llevó á cabo en el baile «cosas muy ajenas, no ya de persona de tan alto rango, sino de todo hombre de regular educación.... Las mozuelas que danzaban derribaban con su pie el sombrero que Mr.

Tres años antes, en la mañana del Viernes Santo, cuando ya se retiraba la Macarena a su iglesia luego de vagar toda la noche por las calles de Sevilla, este pecador, que era un buen muchacho y andaba desde el día antes de juerga con los amigos, había hecho detener el «paso» ante una taberna de la plaza del Mercado.