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28 Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Mas ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar. 29 Y al llegar a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la despedazó con sus huesos en doce partes, y las envió por todos los términos de Israel. Considerad esto, dad consejo, y hablad.

Tomar posiciones en aquella altura y vender caras nuestras vidas, ó salvarlas si nos llegan refuerzos. La más alta de aquellas colinas, de difícil subida por todos lados y con una planicie bastante extensa en la cumbre, nos ofrece una admirable fortaleza natural. Dad, Fenton, la orden de marcha sin perder momento. Conservad, señores, vuestros caballos, pero que abandonen los suyos los soldados.

Dad á un hombre por medio del discurso la demostracion de la existencia de Dios, y pedidle que prescindiendo del punto de partida, y fijándose solo en la idea de lo infinito explique la creacion, no solo en su posibilidad sino en su realidad, no lo podrá verificar.

Lavaos las manos, y limpiaos el cuello. Dad aca el agua: el fuego no se enciende? No hay quien pueda, señores, encendello? O Jupiter! qué es esto que pretende De hacer en nuestro daño el hado esquivo? Cómo el fuego en la tea no se enciende? Ya parece, señor, que está algo vivo. Quítate afuera, ó flaca llama escura, Que dolor en mirarte ansi, recibo.

15 Y al séptimo día se levantaron cuando subía el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. 16 Y cuando los sacerdotes hubieron tocado las trompetas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Dad grita, porque el SE

El implacable Quevedo continuó: Y dad gracias á Dios de que su sabia y misericordiosa providencia me haya traído á tiempo de impedir el gran crimen que había meditado Dorotea, y su contrahecho amante el bufón del rey. ¡Cómo! ¿aquel hombre era...? ; era ese amante feroz y bajo que tienen todas las aventureras: era su puñal. Me estáis revelando cosas horribles.

Por vida de Preciosita #dijo el padre de Andrés# que bailéis un poco con vuestras compañeras; aquí tengo un doblón de oro de a dos caras, que ninguna es como la vuestra, aunque son de dos reyes. Apenas hubo oído esto la vieja cuando dijo: Ea, niñas, haldas en cinta y dad contento a estos señores.

Pidamos para el campo las mieses abundosas, El pan para los pobres, virtud á las hermosas, Y para el pueblo todo la luz de la razon. «Dad á nuestros campos mieses abundosas, «Aunque niegues su brillo á los metales; «Dad naves á los puertos, «Pueblos á los desiertos, «A las armas victoria, «Alas al génio y á las musas gloriaOLMEDO Canto á Junín.

Y diga á los que duermen En el polvo sangriento: «Dad otra vez al viento «De Mayo el pabellon; «Y vencidos cien veces, «Otras tantas deshechos, »Oponed duros pechos «A la dura opresion, que la voz del niño Oráculo es del cielo Para anunciar consuelo A un pueblo en horfandad, Y sus puras palabras Al tiempo de verterlas Se convierten en perlas En la urna funeral. JOS

A música de rebuznos, ¿qué contrapunto se había de llevar sino de varapalos? Y dad gracias a Dios, Sancho, que ya que os santiguaron con un palo, no os hicieron el per signum crucis con un alfanje. -No estoy para responder -respondió Sancho-, porque me parece que hablo por las espaldas.